Es una consecuencia conocida por todos, incluso por los que lo niegan por intereses espúrios, pero suena sobrecogedor cuando se dice con cifras. Que 179 empresas auxiliares del sector naval hayan desaparecido del mapa en los últimos años es un dato que debería poner en alerta incluso a quienes por obediencia debida sólo pueden ha blar con la boca pequeña y no plantarse ante la casa de quien sea a reclamar como mínimo una muerte digna para esta ciudad, antes que verla desangrarse por los cuatro costados.
Suena escalofriante incluso después de haber escrito sobre este mismo problema decenas de veces y siempre dando la voz de alerta de que San Fernando no cuenta con ningún referente que no sea el astillero público alrededor del cual se mueve una gran parte de la economía local; y lo que es peor, de que San Fernando nunca ha tenido una alternativa a las dos vías de alimentación que ha tenido desde su nacimiento porque quienes precedieron a los actuales dirigentes y la propia idiosincracia de la ciudad no sentó las bases de un salvavidas para casos de desastres, como el actual.
Quizá el gran problema es que la ciudadanía en general ya ha aceptado la realidad como el desahuciado acepta la muerte y se han quedado absolutamente bloqueada para encontrar una salida a una situación tan crítica.
Quizá sea que la muerte es tan lenta y la agonía tan larga que ilusoriamente cree la mayoría que no va a morir o que ya se ha muerto tantas veces como la han matado y que una vez más es una falsa alarma.
Lo cierto es que los datos están ahí; el número de parados está ahí; las familias en situación límite están ahí... Y pueden argüir que la ciudad no vive sólo del astillero y no errar. Pero el error es mayor si se piensa que puede vivir sin él. Al menos por ahora.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es