Andalucía en estas fechas, previas a la Cuaresma cristiana, vive una de las fiestas más características de la región, el Carnaval, una celebración que se distingue por su jocosidad y colorido de las que se viven en otras partes del mundo e incluso en España, una forma de vivir la llegada de don Carnal en la que las poblaciones se echan a las calles con musicalidad e ironía a través de cabalgatas de carrozas, bailes, concursos de disfraces y agrupaciones carnavalescas.
Aunque el Carnaval se celebra en muchas poblaciones andaluzas, sin duda es el de Cádiz el más destacable. Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, Cádiz se transforma en Carnaval antes, durante y después del fin de semana previo a la Cuaresma, que en esta ocasión se celebra el 1 y 2 de marzo. Las letras de sus coplas, su ironía y su musicalidad se entremezclan con los “tipos” (disfraces) más jocosos y divertidos, desde los escenarios “oficiales” como los del Teatro Falla (donde coros, comparsas, chirigotas y cuartetos se disputan el bien del jurado) hasta cualquier rincón de la ciudad, donde los “ilegales” demuestran el ingenio que caracteriza esta festividad.
Cádiz se llena de espectáculo esos días y existen hasta rutas que nos llevan desde el pregón a los cortejos de ninfas, pasando por los cortejos de carruseles, sin olvidar la gran cabalgata y tampoco el estómago: ostionadas, erizadas, pestiñadas, potajadas, fritadas, tortilladas, berzadas... para acompañar a la diversión.
Pero el Carnaval no sólo puede disfrutarse en Cádiz. Cabalgatas de carrozas, bailes, concursos de disfraces y agrupaciones carnavalescas pueden disfrutarse a lo largo y ancho de toda la región, con ejemplos de fiestas declaradas de Interés Turístico de Andalucía.
De Granada a Jaén
En Alhama de Granada, monumental ciudad conocida por sus aguas termales, su Carnaval desciende directamente de las ‘Saturnales’ romanas y su peculiaridad está en sus concursos de murgas y comparsas, la diversidad y originalidad de sus máscaras y la abundancia de grupos disfrazados por sus calles, culminando en la tarde del Domingo de Piñata, cuando cientos de visitantes llegan desde distintos rincones de Andalucía.
De igual forma, en la localidad gaditana de Bornos, su Carnaval se caracteriza por el uso generalizado del disfraz y la máscara, así como por la presencia en las calles de diferentes agrupaciones: chirigotas, comparsas, romanceros, charangas y murgas.
Si nos dirigimos a Jaén, en Úbeda su Carnaval, muy arraigado históricamente, se impulsó con fuerza en la última década, con múltiples Agrupaciones Carnavaleras que actúan en locales de ocio y espacios públicos endulzando el invierno ubetense. El momento cumbre está en la Final de Carnaval, en la que participan en torno a una treintena de agrupaciones, pero esta fiesta pagana también se disfruta en la calle con desfiles de carrozas, comparsas formadas por grupos de máscaras o bailarines, bailes de disfraces y cotillones.
De Sevilla a Huelva
En Sevilla hay varias recomendaciones carnavaleras que hacerle. En Carmona, donde se recuperó en 1984 especialmente por el Concurso Provincial de Agrupaciones Carnavaleras, las murgas, comparsas, chirigotas y cuartetos destacan por su calidad. Además del Desfile de Carnaval que cierra la fiesta, la exposición de carteles y los disfraces son parte esencial de la celebración.
En el Carnaval de Fuentes de Andalucía, también en Sevilla, nos encontramos con la figura de la “máscara”, un disfraz que consiste en deformar el aspecto para que nadie pueda reconocernos, desfigurando el cuerpo con almohadones y ropa vieja, e incluso cambiando la voz usando “falsete” para conseguir el anonimato total. Sus “murgas” vecinales con bombo y caja nos servirán para conocer los acontecimientos más importantes del año, si puede ser, acompañado de un “entornao”, el dulce típico de la localidad.
Morón de la Frontera también se vuelca con la diversión y el humor, con concursos de disfraces y se suceden actuaciones de chirigotas y comparsas, con actividades por todos los barrios, aunque la principal es la Fiesta de la Tagarniná, que se celebra en los Caños de Aranda y cuenta con la participación de las numerosas agrupaciones locales.
En este repaso no podemos dejar de nombrar el carnaval de Isla Cristina, que representa la manifestación festiva más popular, espontánea y arraigada de esta localidad onubense, quizás hasta la más antigua. Tanto el pueblo isleño como los foráneos participan activamente en comparsas, cabalgata de carrozas, bailes y concursos de disfraces.
El gusto de los isleños por estas fiesta es tal que hizo que se celebrara incluso durante los años de la represión durante la dictadura, cuando se denominaba, debido a la prohibición, Fiestas Típicas de Invierno.
Esta edición, el Carnaval tiene sus días fuertes el sábado y el domingo, cuando se celebra el Concurso Oficial y la Cabalgata, un ejemplo de colorido y participación. El carnaval termina con el popular Entierro de la Sardina.
Chipiona, una fiesta consolidada y con historia
Si Andalucía se vuelca en el Carnaval, esta festividad se ha convertido, por derecho propio, en la fiesta chipionera por excelencia. Una fiesta que resurgió en 1984, de manos de su Ayuntamiento, que se arriesgó a celebrarlo y que manteniendo las raíces y esencias del carnaval de Cádiz, con el paso de los años se ha consolidado como uno de los más importantes carnavales de cuantos se celebran en la provincia y también en Andalucía. Asimismo está reconocido como Fiesta de Interés Turístico de la comunidad.
Aunque la fiesta de los carnavales en Chipiona parece remontarse casi a la fundación de la localidad, cuando se le denominaba carnestolendas, documentalmente la referencia más antigua de la celebración de los Carnavales en Chipiona se encuentra en un edicto municipal de 12 de febrero de 1896, cuando ya se reconocía “que viene de uso y costumbre”, por lo que su celebración es anterior a su oficialidad.
Pieza clave en el resurgimiento del carnaval chipionero fue la figura del autor portuense de cuna y chipionero de adopción, Manuel Camacho Francés, conocido como “El Chusco”, maestro de tantos aficionados y autores que, hoy en día, son la base de la mayoría de las agrupaciones que participan en esta festividad.
“El Chusco” sembró la semilla de la afición al carnaval, creando la primera comparsa chipionera que acudiría al Gran Teatro Falla gaditano, allá por 1975, con “Aires Bandoleros” y que, finalmente, obtendría el tercer premio de su modalidad, al igual que al año siguiente con “Poetas Andaluces”.
Chipiona deja en la historia y en el recuerdo cuando tras la guerra civil la dictadura franquista prohibió el Carnaval en 1941, con un edicto del entonces alcalde que recogía la orden del ministro de Gobernación, prohibición que sufrieron muchas localidades andaluzas.
Aunque su duración oficial es de diez días, desde un mes antes se suceden actividades en peñas carnavalescas de la localidad, las cuales ofrecen a todos los asistentes, de manera gratuita, productos de la tierra.
Su clausura tiene lugar con la “Gran Cabalgata”, el acto más importante del Carnaval de Chipiona, tanto por la cantidad de grupos que desfilan como por la calidad de un espectáculo único en la provincia, que le ha servido para ser reconocido por Cádiz como el mejor acto carnavalesco de cuantos se celebran en su provincia, mostrando un autentico espectáculo de luz y colorido.
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