La jueza que investiga la muerte de tres miembros de una familia de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) ha ordenado a la Policía Judicial que averigüe si los tapones del plaguicida que causó su muerte habían sido correctamente desechados y por qué el cabeza de familia los acumulaba en una bañera.
Fuentes del caso han informado hoy a Efe de que el juzgado de Alcalá de Guadaíra no ha archivado aún la causa pese a que desde comienzos de febrero dispone de un informe del Instituto Nacional de Toxicología que atribuyó el fallecimiento de la familia Caño Bautista a una intoxicación accidental al inhalar fosfina, un derivado de un plaguicida llamado fosfuro de aluminio.
Dicho plaguicida estaba presente en los numerosos tapones de envases que almacenaban en su cuarto de baño con la intención de venderlos luego al peso.
Al tratarse de una sustancia nociva y peligrosa, los envases deben ser desechados según un protocolo y por una empresa autorizada, por lo que la juez ha ordenado a la Policía Judicial que investigue por qué el cabeza de familia había llegado a acumular gran cantidad de tapones.
Por ello el juzgado no ha archivado aún la causa abierta tras el fallecimiento, el 14 de diciembre de 2013, de tres de los cuatro miembros de la familia Caño Bautista, los padres y una hija de 14 años.
Según el informe de Toxicología, la muerte se produjo de manera accidental debido al fosfuro de aluminio, un plaguicida que, en contacto con el agua o la humedad, se transforma en un gas muy tóxico llamado fosfina, que provoca la muerte en pocas horas.
La familia almacenaba en la bañera de un aseo varios sacos llenos de tapones de distintos envases, entre ellos de botes de fosfuro de aluminio, que luego el padre vendía al peso para reciclar.
La intoxicación se produjo por vía respiratoria y los análisis de los tejidos de las víctimas mostraron compatibilidad con la intoxicación por fosfina, un gas "extremadamente letal que se genera por el contacto con la humedad del aire o agua de algunos plaguicidas elaborados con fósforo", según un comunicado divulgado entonces por Toxicología.
El análisis de las muestras biológicas y de los tejidos de los órganos de las personas fallecidas mostraban, además, compatibilidad con la intoxicación por ese gas, que se absorbe fácil y rápidamente por los pulmones y a través del tracto intestinal hacia el flujo sanguíneo.
Ello pese a que, por sus características, no se detecta en la orina o la sangre y a veces manifiesta valores normales en los marcadores de fósforo y aluminio, según la nota.
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