Ha causado bastante extrañeza en la ciudad la decisión judicial de dejar en libertad al acusado de haber abusado sexualmente de menores en el llamado ‘caso del pederasta’ que ha impactado en la opinión pública por los detalles que se han ido conociendo de este suceso y por la angustia que ha supuesto para algunas familias. No pretendemos desde aquí propiciar ningún linchamiento contra el entrenador de fútbol con un historial del que hablan por sí solos los documentos que obran en poder de la policía y que Jaén entero ha condenado abiertamente, pero sí nos sumarnos a una gran cantidad de ciudadanos que asisten sorprendidos a un pronunciamiento judicial difícil de entender porque estos hechos sobre los que los jienenses opinan han provocado una gran alarma social, de hecho ocurre con todos los casos de pederastia, por los que se suele tener un especial y justificable rechazo, por tanto ni nos extraña que el implicado lo haya tenido difícil el poco tiempo que ha permanecido en prisión ni por supuesto puede sorprendernos que sus propios vecinos sean los primeros indignados por su puesta en libertad. El juez justifica su reforma del auto dictado en diciembre en argumentos legales como la posible prescripción de delitos o la ilicitud de las pruebas obtenidas, todo el material aportado por el ya conocido como “buen ladrón”, cuyo gesto, aplaudido por la ciudadanía, se convierte de pronto en una tabla de salvación para el acusado. Lo hemos intentado, pero es imposible ponerle buena cara a lo que nos parece un despropósito.
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