He leído en el manicomio que por lo visto ya ha habido acuerdo en el tema del Hospital de San Carlos. Dicen que Defensa y la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía han firmado la transferencia del Hospital y de su personal al SAS. La verdad es que me he quedado flipando en colores, porque La Isla ya está habituada a que le quiten, no a que le den. Por tanto y sin que sirva de precedente, desde aquí felicito de corazón a todos los que han hecho posible dar una solución a una reivindicación que ya era hora de que se cumpliera. Un besito muy grande a todos los que han participado en la firma de la cesión. Sin embargo ese besito me baila en los labios, porque me han quedado algunas dudas que les voy a exponer sin ánimo de aguarle la fiesta a nadie.
¿Saben lo que pasa y el porqué de mi desconfianza? Pues que los políticos en general nos han acostumbrado ellos mismos a no fiarnos ni un pelo de nada de lo que digan o hagan y menos de lo que piensen. Esa es la causa de mis titubeos. La primera duda que tengo es si de aquí a cinco meses, fecha en la que el protocolo debe ser refrendado, no van a surgir pegas, problemas y donde dije digo quise decir diego. La segunda es si el Hospital de San Carlos va a servir solamente para ingresar a la madre que va a parir o también nos va a curar el resto de las pupas como Dios manda.
La tercera duda es, dado que no hay un duro, qué va a ocurrir realmente con el personal. ¿Se le va a contratar en condiciones o se le va a entretener con las condiciones? Es decir, lo que se conoce por marear la perdiz. La cuarta es que, si los políticos han demostrado incapacidad total y manifiesta para llegar a acuerdos incluso en temas vitales como educación, sanidad, trabajo y un largo etcétera, ¿cómo es posible y qué milagro se ha tenido que producir para que se hayan sentado en una mesa y hayan acordado un tema que al fin y al cabo es local (palabra que no tiene nada que ver con los locos)?
La quinta es si detrás de todo esto no hay gato encerrado. Lo digo, porque hasta ahora mantener el Hospital abierto le costaba al Ministerio de Defensa 25 millones de euros al año y alguien en el Ministerio ha podido pensar que a partir de ahora se los va a comer la Junta con papas fritas. No están los tiempos para regalos de este calibre. Pudiera ser que no fuera un regalo normal, sino un caramelito envenenado. ¿Saben lo que Virgilio, el impresionante poeta romano, cuenta en la Eneida? Pues que, cuando los troyanos observaron que los griegos abandonaban por fin, después de nueve años, el asedio a su ciudad de Troya y vieron que les dejaban regalado un enorme caballo de madera en la playa, pensaron que era como un voto por el regreso. Como el caballo era demasiado grande, hasta derrumbaron parte de las murallas de la ciudad para poder introducirlo en ella. Y, cuando estaban en la tarea, un tal Laocoonte, cabreado, tiró una lanza que se clavó en el costado de aquella mole y puso de locos a sus paisanos por fiarse de los griegos diciendo una frase inmortal: “Timeo Danaos et dona ferentis”, que traducido al cristiano significa: “Temo a los griegos incluso dando regalos”
¿Será la cesión del Hospital de San Carlos un caballo de Troya, es decir, un regalo envenenado? Recordemos que dentro del caballo de Troya iba un montón de guerreros griegos que al final terminaron destruyendo la ciudad. Tengo más dudas, pero por un momento voy a confiar en que La Isla se va a beneficiar de verdad de este acuerdo. Por eso reitero mi felicitación a todos los que han intervenido en el mismo, sean de este partido o del otro, sean altos o bajitos, se coloquen en el pecho medallas o no se las coloquen.
Lo único que me duele es que no se pongan también de acuerdo para construir un buen manicomio para La Isla, porque desde luego se iba a quedar pequeño.
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