La historia es cíclica y con el paso de los años, siendo diferentes los protagonistas, suele repetirse en las situaciones; más aún si hablamos de fútbol y si el equipo en cuestión se trata del Betis.
Una institución centenaria capaz de lograr altas cotas deportivas y emotivas victorias en inesperados momentos y en la misma escala, tirar por tierra ilusiones depositadas de una afición incondicional que volvió a sufrir otra humillante derrota frente al eterno rival que mancharon una vez más los anales béticos.
Valga esta introducción para definir por ende, el año natural; este 2013, que pasó del blanco al negro en apenas tres meses donde había de fraguarse una plantilla con garantías que mejorar las prestaciones del curso anterior, pero que nada más lejos de la realidad, terminó siendo la peor de las pesadillas posibles habiendo dado la bienvenida al mes de junio con una séptima posición liguera, que le daba derecho a disputar tras una larga travesía en el desierto, el nombre del Betis por toda Europa.
Sin embargo, la pésima planificación de Vlada Stosic y la pérdida del rumbo por parte de Pepe Mel en la Liga acabando colista; condenaron a este último en primer lugar y más tarde al serbio; a buscarse la vida por otros lares en mitad de la vorágine impopular en favor del madrileño y en contra de la directiva así como de la continuidad de la dirección deportiva. Herida grave que los fichajes en enero y el nuevo técnico, Garrido, esperan suturar en el 2014.
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