Entre las fotografías que faltan hay una que es capital y referencia del fotoperiodista más representativo que tuvo ABC en su primer casi medio siglo. De manera que Juan José Serrano Gómez sufre un penoso olvido no sólo por faltar la fotografía que hoy nosotros reproducimos, y que hubiera sido la mejor portada del libro, sino por no aparecer en el libro como se merece su foto y su biografía; es decir, que para el seleccionador o los seleccionadores de imágenes Juan José Serrano Gómez no existió. Así de triste. O no tienen ni idea de quién fue Serrano y lo que representó para ABC y el periodismo español durante casi medio siglo o ellos sabrán la razón de su doble y significativo olvido.
Luego está la fotografía que nosotros reproducimos. Una genialidad única. Serrano dejó constancia en esta imagen de su personalidad. Sólo él fue capaz de hacerlo.
Pero, ¿quién fue Serrano? Pues fue un fotógrafo de pueblo que José Gómez Ortega, Gallito, descubrió y se trajo a Sevilla, donde echó raíces y creó una saga de fotoperiodistas que aún perdura en ABC.
Juan José Serrano Gómez nació en Arenas de San Pedro (Ávila) el 3 de febrero de 1888, y falleció en Sevilla en 1969. A los doce años se trasladó con su familia a Madrid y en 1909 ya trabajó para algunas publicaciones taurinas. La alternativa de Joselito, en septiembre de 1912, se puede considerar como su debut fotográfico en la capital andaluza.
En 1914 es contratado por Prensa Gráfica bajo la dirección de José Campúa y ejerció como operador de cámara de la casa cinematográfica Pathé Kodak Frères. En 1917 dio el salto definitivo a Sevilla y su primer trabajo profesional lo publicó en la revista La Exposición en junio del mismo año publicando en la portada una instantánea de Los Seises.
Fue redactor-jefe de los diarios sevillanos La Unión y El Noticiero Sevillano, pero sería el 12 de octubre de 1929, fecha en la que apareció el primer número de la edición local de ABC, la que marcaría un hito importante en su vida profesional quedando para siempre unido a dicho periódico, donde se convirtió en una institución en el mundo de la Prensa y alcanzando el reconocimiento oficial con la cobertura gráfica de la II República y la Guerra Civil.
Alternó su labor fotoperiodística con las diversas galerías que abrió en la ciudad, en las calles O’Donnell, en Méndez Núñez, en la Avenida y finalmente en la calle Zaragoza. Era un hombre de trato afable, alegre y con un gran sentido del humor. Entre sus mejores amigos figuraban sus propios compañeros de profesión, sobre todo Sánchez del Pando, Barrera y Olmedo. Compartía con ellos el gusto por las tertulias, los puros y el Valdepeñas.
En el mundo del toro cultivó el reconocimiento de todos pero muy estrechamente de Joselito, Belmonte, El Gallo y Granero. Poco amante del fútbol, hubo de cubrir la información que este nuevo deporte generaba, pero lo más destacado fue su arrojo a la hora de subirse a un avión a principios de los años veinte para tomar imágenes desde el aire de la transformación urbanística de la ciudad.
Durante finales del siglo XIX y primera mitad de la pasada centuria y lustros siguientes, el fotoperiodismo tuvo en Sevilla protagonistas muy destacados. El primero de todos, Juan José Serrano Gómez, como puede comprobarse en la Fototeca Municipal de Sevilla, gracias al olfato periodístico de Alfonso Braojos y al acierto político de Bernardo Bueno y Manuel del Valle Arévalo.
La Fototeca legó a la posteridad una documentación gráfica excepcional. Y junto a los citados fondos de Serrano, están los de Ángel Gómez Beades “Gelán” (Madrid, 1902-Sevilla, 1983); de Cecilio Sánchez del Pando (Sevilla, 1888-1950); de Fernando Vilches (Sevilla, 1912-1995); de Serafín Sánchez Rengel “Sánchez del Pando” y “Serafín” (Huelva, 1918-Sevilla, 1991), y de otros grandes fotógrafos, como Luis Arenas Ladislao (Sevilla, 1911-1991), que custodian y enriquecen sus hijos Luis y Francisco Arenas Peñuelas. Luis Arenas fue el “notario” gráfico de la Semana Santa, el “fotógrafo mayor” de las cofradías, de la Feria y del Rocío, un artista fotógrafo cuya obra dio la vuelta al mundo y es patrimonio único de Sevilla. Aún vive Rafael Cubiles, cuyo legado también está depositado en la Fototeca.
Como varios años antes documentaron Miguel Ángel Yáñez Polo, Luis Ortiz Lara y José Manuel Holgado Brenes en su espléndida Historia de la Fotografía Española (1839-1986), el fotoperiodismo nació hace más de cien años, en la década final del siglo XIX, y tuvo en Sevilla acreditados intérpretes, como Augusto Pérez Romero, cuyos descendientes fueron durante el primer tercio del siglo XX, los corresponsales gráficos de las mejores agencias de prensa europea. Incluso antes de los Pérez Romero, hubo otro gran reportero, Eugenio Gómez de la Herranz. Y todavía podríamos citar a tres fotógrafos que trabajaron el reportaje con éxito, como Luis Leandro Mariani González, José Caparrós Rodríguez y Luis Angulo Garrido.
Ya en los albores del siglo XX, Sevilla tuvo en Juan Barrera Gómez (Sevilla, 1861-1941) un reportero gráfico de postín. De los años de la guerra en África, los sevillanos Emilio Beauchy Cano y Carlos Luis Olmedo Carmona, dejaron testimonios valiosos. O sea, que antes de que naciera Robert Capa ya se hacía fotoperiodismo en Sevilla. Así quedó demostrado también con la espléndida exposición denominada Imágenes de Sevilla (1984), dirigida por Francisco Molina, con la colaboración de Rafael Vela y Luis Payán.
Otras colecciones imprescindibles para conocer la historia sevillana, son las de Emigdio Mariani Piazza, Sáenz, José Gil Rodríguez, Agudelo, Rafael Gómez de Entrena, José María Jiménez Moreno, Antonio Collantes de Terán y otros.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es