Jorge Fernández y su familia emigraron a España hace más de 30 años. Los últimos 20 los han pasado en Jerez, donde regenta el restaurante de comida filipina Mar-Ali, muy cerca de Parque González Hontoria, pero cada tres años viajan en Navidad a su país para reencontrarse con sus padres y sus hermanos. “No les ha pasado nada”, suspira aliviado. Al vivir toda su familia y sus amigos en la zona norte de Filipinas, a miles de kilómetros de las ciudades más devastadas por el tifón ‘Haiyan’ (Yolanda), que están mucho más al centro, no han tenido que soportar ningún momento de angustia por no poder localizar a sus seres queridos, pero esto no significa que no lo estén pasando mal. “Aunque estemos aquí en España, esto nos afecta mucho. Es mi país, explica.
Ni es la primera, ni desgraciadamente será la última vez que un tifón azota a Filipinas, y de hecho él y su familia suelen ir en diciembre por ser la fecha en la que no suele haber este tipo de fenómenos meteorológicos, pero nunca se habrían podido imaginar la envergadura con la que aterrizaría ‘Yolanda’, cuyas víctimas mortales se cuentan por miles. “Una semana antes ya se hablaba del tifón; habían avisado, pero en esa zona hay muchas islas y muchos filipinos que viven alrededor del mar y no querían abandonar su casa. No se esperaba que pasara esto. ¡Nadie lo esperaba. Ha sido demasiado!”, relata Jorge.
En su casa también son días duros. “Mi cabeza está en Filipinas, a todas horas”, explica este ciudadano, que sigue muy atento la última hora de esta catástrofe en televisión y también por el canal de Filipinas de su casa. “A veces tengo que cambiar a otra cadena porque mi hija no quiere verlo más, le da mucha pena y lo pasa mal”. En este punto, se lleva las manos a la cabeza para describir el antes y el después de Bisayas. “Está totalmente desaparecida; es una zona cero, cuando hasta hace unos días era una de las ciudades más turísticas.
Irremediablemente pasar por su restaurante, es asociarlo inmediatamente con la tragedia y con la incertidumbre de si todo estará bien. Una pregunta que esta última semana se la han repetido más de un cliente. “Llevamos aquí abiertos casi 14 años y los clientes se me acercan preocupados para preguntarme por si a mi familia le ha pasado algo, comenta agradecido por las muestras de cariño que están recibiendo. Junto con Jorge, su mujer y su esposa -su otro hijo está en Londres trabajando, en estos momentos la comunidad filipina en Jerez, como explica, alcanza el centenar de personas, y al igual que en su caso, no le consta que ellos hayan perdido a algún ser querido. Aunque hace una década la mayoría empezó su andadura en Jerez en la restauración, en los últimos años la gran mayoría trabaja en el ámbito doméstico. Siempre mantienen el contacto, pero estos días están haciendo más piña que nunca a través de las redes sociales para organizarsey ayudar desde la distancia a su país con una recogida de alimentos.
Precisamente su bar, en la calle Comandante Barela, es el punto de entrega, porque ha sido Jorge quien ha contactado con una empresa filipinas con sede en Marbella que realiza envíos gratuitos por barco a su país. “Estamos haciendo un esfuerzo para recoger el máximo número de alimentos, somos bastantes y creemos que podemos hacer un buen envío. Están respondiendo muy bien”. Pero no solo sus compatriotas son solidarios, Jorge no tiene queja tampoco a la hora de hablar de cómo están respondiendo en España y el resto del mundo enviando ayuda humanitaria. “Se están portando todos muy bien, la gente está muy volcada”, concluye.
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