Que la confianza de la afición y de Jerez en la gestión de Energy es cero o menos cero es tan evidente como que los actuales dirigentes xerecistas perdieron la oportunidad de lavar su imagen el pasado día 31 de julio cuando debieron dejar al equipo en Segunda División B, más allá de la intervención decisiva para el descenso administrativo de Javier Tebas. El propio secretario del consejo de administración, Francisco Gallardo, asumió en el programa La Prórroga de Ondaluz que no se había estado diligente en ese asunto y menos cuando Ricardo García y sus colaboradores sabían que, desde su entrada en el consejo, el Xerez estaba condenado a muerte por el propio presidente de la Liga de Fútbol Profesional, que no se había retraído, en ruedas de prensa, de llamar friki al actual presidente de la entidad, con el que además había tenido algo más que palabras en su despacho profesional, en los primeros intentos de Energy de hacerse con el poder del Xerez, poco antes de la entrada por la puerta falsa de Jesús Gómez como presidente.
Pudieron y debieron los hombres de Energy haber dejado al equipo en Segunda División B, se debió haber llegado al día de autos con los deberes hechos, con las firmas de los jugadores en los documentos y con todo atado y bien atado, porque la mediación de Ricardo, en la asamblea de la Liga de Fútbol Profesional, para que se le echase una mano al club no era lo que había que hacer, sino que había que haberse alcanzado acuerdos firmados y, si no, poner dinero encima de la mesa.
El dinero es el gran caballo de batalla en estos momentos. Y, asumiendo errores que ya no tienen remedio a pesar de que desde el club se insiste que si la resolución de la RFEF es la continuidad del equipo en Tercera- algo que parece lógico dada la tardanza federativa en dar a conocer la decisión- se apelará a instancias civiles, no es menos cierto que Energy afronta la semana entrante su gran prueba del algodón. Se ha comprometido a pagar la primera nómina a los jugadores y a satisfacer también los débitos pendientes con los empleados de la oficina. Ya no hay marcha atrás y Puma, el entrenador, aún siendo consciente de dónde está y con quiénes se ha comprometido, y a pesar de querer poner tranquilidad donde posiblemente haya algún nerviosismo, ha dado con la frase clave para definir la situación que el club va a vivir de aquí al viernes próximo. “Todo el mundo está esperando al primer pago y a raíz del primer pago se verá si el Xerez está vivo o cae. Yo creo que el club va a hacer un esfuerzo y creo que a partir de la semana que viene, cuando paguen, todo se estabilizará un poco más. Se nos ha dicho que el día diez cobraríamos y después del día diez veremos qué pasa. Ahora mismo los futbolistas están centrados porque sabían donde venían”. Ya hay jugadores que, de alguna manera, están desviando más su atención hacia los despachos que hacia el campo y es que, desde que llegaron a mediados de agosto, únicamente han cobrado la gasolina pero ni un euro más y ya están haciendo aparición los nervios de la incertidumbre, sobre todo cuando hay equipos que estarían en disposición de acogerlos en sus regazos.
Energy tiene que pagar. Y no sería noticia, aunque dada como está la situación casi lo sería, ya que lo haría sería cumplir con su deber. Y Energy no solo debe pagar, sino que tiene que hacer, más pronto que tarde, ese plan de viabilidad con números reales, porque hay mucho que pagar. Serramar o Rico no son sino algunos de los proveedores que ya se han pasado en las últimas horas por los juzgados o están a punto de hacerlo. Con los despedidos, los que ha despedido Energy y los que despidió Luz Costa, hay no solo que negociar sino que pagar, so pena que los embargos sigan siendo el pan nuestro del día a día xerecista. Que la culpa no es de Energy. Sí que lo es. Ellos no han generado este estado económico, pero cuando compraron debían haber sabido claramente qué es lo que compraban y cómo estaba la situación real de un club, en bancarrota, en una sociedad en disolución y ya sin opción de volver a presentar ese concurso de acreedores que, aquí y ahora, no sé si para lo único que sirvió fue para alargar la vida del enfermo, porque curarlo está claro que no lo curó, sino que incluso agravó su enfermedad.
Definitivamente es la hora de Energy. Escribiría que la segunda hora de Energy. En la primera falló, erró y muchos de los problemas que actualmente sufre provienen de ese 31 de julio, porque posiblemente si el equipo hubiese continuado en Segunda B las relaciones institucionales serían cuanto menos distintas y, ciertamente, el respaldo social, de esos que en estos momentos no están ni en una orilla ni en otra, sería también muy diferente al exiguo con el que actualmente cuentan. Y en esta segunda hora, la hora de comenzar a pagar las nóminas, no se puede fallar. Y no vale decir que ya se ha puesto 150 mil euros. Es la obligación. Y quizá habría que haber puesto algo más para que se pudiesen diligenciar fichas del B y del juvenil, que no se han podido hacer y que ya se ha cobrado la primera dimisión como es la de Fali Zarzuela, el entrenador del primer equipo juvenil. Antes ya se fue Paco Peña, a finales de agosto, y si no se paga la desbandada, a pesar de algunas declaraciones, puede ser general y el final, como dejó apuntado el propio Puma, se puede acercar. Esperemos los acontecimientos y no nos adelantemos a la prueba del algodón del día 10.
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