Lo que se ha salvado por la campana en otras muchas temporadas, como en la 85/86, o por las prestaciones de personas ajenas al club, como cuando Francisco Garrido, campaña 2008/09, pagó cerca de dos millones de euros casi en la última hora del último día, no se ha podido conseguir en esta oportunidad. Y las explicaciones se iban a dar el pasado viernes por parte del portavoz del consejo, y a su vez secretario, Francisco Gallardo, pero no hubo lugar. Los incidentes acaecidos en secretaría lo impidieron.
Pero las explicaciones tienen que llegar. Primer y principal culpable son los responsables del club. Si hubiesen tenido capacidad económica el pago a AFE se hubiese efectuado, más allá que después se entrase en el conflicto de cómo había que cobrar los dineros por el descenso. Primero se paga, como con el recibo de la luz, y después se protesta. No obstante ello, parece que hubo un engaño anterior a los rectores xerecistas, a los que se les prometió de palabra -habría que haber obligado a quien correspondiese que se diese la notificación por escrito y con antelación al fatídico día 31 de julio- que con el dinero del descenso el pago a la plantilla estaba asegurado. Es más, alguien deberá explicar por qué la AFE adelanta tres mensualidades al personal de la oficina, que no está afiliado a su sindicato. Algo realmente imcomprensible. Es como si a mí, que no pertenezco a sindicato alguno, bien CCOO o UGT me hace un préstamo. ¿Por qué? El descenso administrativo del Xerez presenta excesivas dudas, aunque evidentemente los primeros responsables son los de Energy, porque si hubiesen tenido dinero todo se hubiera solventado.
También habrá que explicar qué pasará con los avales presentados para jugar en Segunda B y si los 200 mil euros del Sevilla FC vuelven al club que preside Del Nido o van a las arcas del Xerez. Muchas dudas que se podrían haber despejado el viernes, pero que no se pudieron despejar porque lo impidieron unos desalmados.
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