Mientras la ONU calcula que siete de los doce millones de habitantes de Zimbabue precisarán ayuda alimentaria este año para sobrevivir, el partido de Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (Zanu-PF), dijo el viernes que la fiesta costaría 250.000 dólares, aunque los medios oficiales redujeron ayer la cifra a 10.000.
Tsvangirai, que en principio había dicho que acudiría a la celebración, cuyo dispendio ha causado escándalo y polémica en la actual situación del país, no estuvo en la fiesta, según dijo a Efe uno de sus ayudantes, que precisó que era “un acto de partido de la Zanu-PF, no un acto de Estado”.
Con traje gris y pañuelo rojo de la Zanu-PF, Mugabe, acompañado por su esposa Grace y dos de sus tres hijos, recorrió la alfombra roja colocada en los jardines de la Universidad de Chinhoyi, para dirigirse a los dos grandes pasteles decorados con los colores de la bandera de Zimbabue dispuestos para la fiesta.
Después de que el gobernante cortará la tarta, en la que se leía “larga vida a Mugabe”, camareros elegantemente uniformados y enguantados la repartieron a los invitados, mientras unos coros, que estaban ocultos, cantaban el Cumpleaños Feliz y varios grupos de danza entretenían a la concurrencia.
La epidemia de cólera que ha afectados en los últimos meses a más de 83.000 zimbabuenses y causado cerca de 4.000 muertes no estuvo ente los temas del discurso de Robert Mugabe, quien, tras limpiarse las manos con una servilleta de té tras comerse su rebanada de tarta, arremetió contra los granjeros blancos.
Mugabe calificó de “sinsentido” la resolución del tribunal de la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (SADC), a la que pertenece Zimbabue, que ha considerado ilegales las confiscaciones de fincas a 70 granjeros blancos que recurrieron a esta instancia.
“Los granjeros que tuvieron esas tierras ahora asignadas a otras personas deben respetar la ley y abandonar esas granjas”, dijo Mugabe, sin atender a la decisión del tribunal internacional, que es preceptiva para Zimbabue.
“Tenemos tribunales aquí, en el país, que pueden determinar los derechos del pueblo, dijo el presidente, en contradicción directa con una orden del primer ministro Tsvangirai, que esta semana ordenó el fin de las confiscaciones.
En las pasadas dos semanas, cerca de ochenta granjeros blancos han sido desalojados de sus tierras en una nueva ofensiva por parte de funcionarios de la Zanu-PF y agentes de Policía al servicio del régimen de Mugabe, con lo que ya quedan apenas 300, de los 4.000 que había hace diez años, en posesión de sus fincas.
La caótica reforma agraria iniciada por Mugabe hace una década ha sido la causa de que el país haya caído en la miseria, con falta de alimentos y otros suministros básicos, una inflación en niveles astronómicos y un desempleo del 94%, según organismos de la ONU.
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