El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado que, en la actualidad, los golpes de Estado militares tienen su base en la celebración de manifestaciones ilegales y en el uso de las redes sociales.
"En el pasado, los golpes militares tenían lugar cuando el Ejército salía a las calles, declaraba la ley marcial y ocupaba la radiotelevisión pública. Ahora se basa en manifestaciones ilegales, las plazas y las redes sociales, tras lo cual llegan las Fuerzas Armadas", ha sostenido.
"Hay un aspecto que estos complots y escenarios no tienen en cuenta. Igual que ellos tienen planes, Dios también los tiene. El pueblo también los tiene", ha agregado, según ha informado el diario turco 'Hurriyet'.
Así, ha recordado el golpe militar de 1997 en el país y ha asegurado que "al igual que en el pasado, se quiere un enfrentamiento (contra el Gobierno) a través de sembrar el miedo en las plazas".
Erdogan ha reiterado también sus acusaciones contra los manifestantes antigubernamentales por estar manipulados por conspiradores que buscan el fin de su partido, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP).
Este mismo jueves, un tribunal de Estambul ha ordenado la liberación de doce manifestantes acusados de "formar un grupo ilegal para cometer crímenes", en referencia a la Plataforma de Solidaridad con Taksim, una de las más activas durante las protestas.
La ola de protestas se inició a raíz del anuncio de la construcción de un centro comercial que evoca los cuarteles militares del Imperio Otomano en el parque Gezi.
Alrededor de 2,5 millones de personas salieron a las calles de 79 ciudades turcas en las tres semanas de protestas. Las más multitudinarias se celebraron en Estambul y en Ankara, según el recuento elaborado por el ministerio. Solo las ciudades de Bayburt y Bingol no fueron escenario de ninguna protesta.
Los críticos acusan al Gobierno que lidera Erdogan de ser el causante de los problemas que sufre estos días el país por haber arremetido contra los manifestantes en los primeros días de movilizaciones y por haber intentado vincularlos con el terrorismo.
La Policía empleó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, lo que provocó que las protestas derivaran en enfrentamientos y, posteriormente, se extendieran a otras ciudades.
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