Jaén

¿Una batalla perdida?

La declaración de la Catedral estaría exigiendo una apuesta tanto inversora como de imagen y movilización política y social que no vemos por ninguna parte

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Hablemos con claridad meridiana para que todo el mundo lo entienda. La Catedral de Jaén se merece ser declarada Patrimonio de la Humanidad y este periódico, que trata de ser un altavoz de todas las expresiones ciudadanas, lo desea sinceramente, porque para nosotros es bueno lo que es bueno para Jaén. Estamos convencidos de que el expediente es el adecuado y que el obligado respaldo de las administraciones autonómica y central, por consenso, coloca la aspiración jienense en el mejor puesto de salida. Pero precisamente por lo ocurrido hace unos años en Úbeda y Baeza, a las que con suerte nos unirá el destino por las señas de identidad renacentista, sabemos que es complicado superar el examen de los enviados especiales de la Unesco, que han anunciado su presencia pasado el verano para poner nota a la tarea que corresponde desarrollar a las administraciones, lideradas en este caso por el Ayuntamiento, para ganarse el reconocimiento al que se aspira desde hace ocho años, y que ya conocíamos que se trata de un proceso largo y no exento de dificultades. Simplemente por lo que observamos, por la parsimonia con la que normalmente se suele responder en Jaén, lamentablemente podríamos dar por perdida esta batalla porque estaría exigiendo desde hace tiempo una apuesta tanto inversora como de imagen y de movilización política y social que no vemos por ninguna parte. Pretender que con una serie de gestos, ya sea la firma de unos políticos o la visita de un alcalde amigo de la Unesco, se puede conseguir la declaración, es pura fantasía, la realidad es bien distinta.

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