Junio del año 2011 es una fecha que muchos, especialmente los que nos sentimos mallorquines, recordaremos. La Unesco incluyó en la lista de su ya nutrido portfolio de Patrimonio de la Humanidad, a la Sierra de Tramuntana, una no tan pequeña cordillera que recorre todo el noroeste de la isla de Mallorca y que debe su nombre a los vientos que soplan desde ese punto cardinal.
Sobre una superficie de aproximadamente 1.000 km2,-equivalente a más o menos un tercio de la isla balear- y extendiéndose a través de veinte municipios, la Serra de Tramuntana es una sucesión de montañas y valles que van desde Sant Elm y la isla de la Dragonera hasta el Cap de Formentor, a lo largo de un recorrido en forma de pasillo por toda la franja noroeste de Mallorca. Salpicada de preciosos paisajes, increíbles acantilados, escondidas playitas, pueblecitos casi de cuento de hadas, grandes cumbres y embalses que hacen la función estética de lagos, la Serra de Tramuntana se puede recorrer a pie o en bicicleta de montaña, pero hoy, le proponemos conocerla y explorarla siguiendo su ruta de asfalto por excelencia y columna vertebral de su ordenación territorial: la carretera Ma-10. En motocicleta, una ruta muy apreciada y valorada por los amantes de las dos ruedas.
Nuestra ruta se inicia en el pueblecito de Sant Elm, un acogedor y pequeño enclave turístico frente a la isla de la Dragonera y el islote del Pantaleu, primeros pliegues montañosos de la Serra desde un punto de vista geológico. La Dragonera es una isla declarada como parque natural, un territorio totalmente virgen en que la única construcción del ser humano son sus faros, automatizados desde los años 70, década en la que se pretendía edificar una urbanización, un casino y hasta un helipuerto pero que la concentración, protesta y manifestación de un grupo de ecologistas consiguió evitar, por suerte, para las siguientes generaciones. Desde el pequeño muelle de Sant Elm se puede tomar un pequeño transbordador que le lleve a la Dragonera y poder recorrerla a pie. La grata experiencia, le hará pensar en el pueblecito de pescadores que algún día fue Sant Elm, atmósfera que aún conserva, especialmente en invierno.
Cinco kilómetros de curvas, aún sin haber iniciado la carretera Ma-10, nos llevan hasta S’Arracó, un pequeño pueblo, también dentro del municipio de Andratx, como Sant Elm, enclavado entre colinas y desde el que se pueden hacer interesantes excursiones a pie como por ejemplo ascender a la colina de la Trapa, donde se puede ver el antiguo monasterio que monjes trapenses, huyendo de la Revolución Francesa, construyeran a principios del siglo XIX.
No se olvide en s’Arracó de visitar la iglesia del Sant Crist de 1704 ni de pasear por su calle principal salpicada de tradicionales casas de pueblo, algunas de estilo modernista. El nombre de esta calle, Francia, recuerda a los emigrantes mallorquines que desde ese país enviaban remesas de dinero a sus familias desde su forzado exilio laboral. S’Arracó es un entrañable lugar que, a pesar de estar a tres kilómetros en línea recta del mar, le hará sentir en la profundidad de un valle. Esa es una de las magias de muchas islas, especialmente como Mallorca, donde en cortas distancias, los paisajes y los micro-climas cambian con contundencia.
Unos pocos kilómetros más allá, y atravesando Andratx -adonde regresaremos posteriormente-, espera Port d’Andratx, pequeña localidad portuaria y uno de los mejores puertos naturales de la isla en los que vale la pena dar un paseo a lo largo del paseo marítimo. Tremendamente castigado por diversas animaladas urbanísticas, especialmente en sus estribaciones montañosas donde se ha construído desafiando la gravedad, la naturaleza e infringiendo la legalidad, Port d’Andratx es siempre un animado lugar con una buena oferta gastronómica. Una apuesta segura cuando busca donde comer o cenar. No se pierda en el muelle de pescadores el edificio de la lonja de pescado, donde podrá comprar usted mismo directamente de los pescadores el pescado más fresco del mundo.
Andratx, auténtica puerta de entrada a la montaña mallorquina, es el punto final a esta pequeña ruta de introducción a la Serra de Tramuntana a través de las pequeñas localidades de su propio municipio. La iglesia de Santa Maria del siglo XVIII en el casco antiguo de Andratx o las antiguas casas de Son Mas -sede del Ayuntamiento-, así como una visita por el centro del pueblo, son algunas buenas recomendaciones antes de iniciar, ahora sí, el recorrido por la Ma-10.
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