Andalucía

Culpa al SAS de perder el dedo porque el personal le curó "deprisa" al ser Fin de Año

Fue al hospital de Puerto Real con un corte en el dedo índice, le pusieron unos puntos y "me dijeron que me podía ir". Acusa a los facultativos de pensar más "en lo que iban a cenar y en lo que iban a ponerse".

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  • El dedo antes de la amputación

“Me encuentro ahora casi inútil” resume así su particular calvario Diego Valencia Bazán. De un día para otro este vecino de Alcalá de los Gazules, de 41 años de edad, no es el mismo, ahora ha decidido demandar al SAS.

Los hechos ocurrieron el 31 de diciembre del pasado año cuando Diego, trasteando en su gallinero de su casa, se cortó el segundo dedo de la mano derecha. Rápidamente acudió al centro de salud de este municipio jandeño y allí lo derivaron al Hospital de Puerto Real. “Cuando llegué al hospital mi dedo no era mi dedo, tenía un corte profundo. Se veía todo. Allí me observaron el dedo en cuestión y me hicieron una cura deprisa, recuerdo el descontrol de ese día en el hospital pues era Fin de Año. El personal sanitario solamente hablaba de lo que iban a cenar, de lo que iban ponerse para la fiesta... e incluso el cirujano que me atendía me derivó a un ATS para que lo cosiera. Me pusieron unos puntos y me dijeron que me podía ir y que regresara el día 2 de enero”.

Al llegar a su casa, las molestias no cesaron de su dedo índice, al contrario, aumentaron de forma considerable: “Los dolores eran cada vez más intensos”, por ello no dudó en acudir  al centro de salud de su localidad. “Allí, cuando vieron cómo estaba el dedo, se pusieron las manos en la cabeza. La herida comenzaba ya a dar un olor intenso y el dedo estaba negro, muy negro. Entonces me dijeron que me fuera a  Puerto Real”.

Cuando Diego Valencia Bazán llegó al hospital no se podía imaginar ni por un momento lo que finalmente ocurriría. “Llego al hospital y al médico cirujano que me va atender le enseño el dedo y nada más verlo se echó las manos a la cabeza, y comenta el cirujano que pensaba que era una simple cura de puntos en el dedo y que no veas el marrón que tenía ahora” relata Diego. “Cuando dijo eso, me asusté, además el dedo estaba muy negro y desprendía un olor muy fuerte. No pudieron salvar el dedo, incluso pude hasta perder la mano derecha, me amputaron el dedo por negligencia de ellos”.

Según el informe de alta que le dieron una semana después, ya que Diego Valencia Bazán estuvo ingresado en el Hospital de Puerto Real desde el día 2 al 8 de enero del presente año, expone que el motivo del ingreso fue “por una necrosis postraumática del segundo dedo de la mano derecha” (Diego es diestro y agricultor) y que “el paciente sufrió una herida accidental en ese dedo 48 horas antes, tratado inicialmente mediante exploración y suturas, y que posteriormente acudió derivado desde su Centro de Salud por mala evolución del proceso”.

En el apartado de exploración el informe médico expone que había “signos de necrosis distal avanzada, con exudado maloliente, anestesia distal y signos avanzados de necrosis franca circular, extensa del segundo dedo de la mano derecha. En el procedimiento de la intervención quirúrgica se procede a realizar  de forma urgente la desarticulación del segundo dedo a nivel de la articulación MTCF del segundo dedo”, es decir la amputación del citado dedo índice.

Tras seis días ingresado, Diego Valencia regresó a su día a día como pudo. Él afirma “ya no soy el mismo”. “Trabajo como agricultor, me faltan fuerzas para todo, incluso para conducir, soy diestro y me siento mermado…no puedo dormir” señala.

Diego, cuando tuvo fuerzas tras este suceso, señala que acudió varias veces al hospital para que “me dieran una explicación de lo sucedido, puse una reclamación, nunca me atendían bien, parecía que les molestasen mis quejas. Me he quedado sin un dedo por culpa de ellos, por eso he decidido demandarles”.

El abogado José Luis Ortiz, especialista en derecho sanitario en el Bufete Ortiz Abogados, va a presentar una reclamación patrimonial ante el SAS, “una demanda contenciosa” ya que “es un caso de daño desproporcionado pues se podía haber evitado si hubieran realizado el servicio vascular en las venas” señala el letrado.  Ortiz apunta “parece ser que hoy en día hasta para ponerse uno malo hay que tener mucha suerte”.

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