Llama la atención el importante número de futbolistas utilizados por el técnico recreativista, Sergi Barjuan, a lo largo de la temporada. Nada menos que 33 hombres tuvieron minutos y Jorge Merino y José Naranjo del filial podrían disponer de alguna oportunidad en las dos jornadas que restan de Liga.
Una de las mayores quejas del presidente Pablo Comas cuando llegó de la mano de Gildoy España S.L., después de hacerse con el paquete de acciones del club, fue la del importante número de integrantes en la primera plantilla. Sin embargo, ese mismo error ha ocurrido este año cubriendo el cupo de fichas profesionales desde el pasado verano, más la aportación de Chuli, Alexander y el fugado Bonaque con ficha amateur.
La normativa de toda empresa que inicia un proyecto con escasos recursos es la de maximizar los beneficios con el menor gasto posible para conseguir la eficiencia del producto. De esta forma, no existe tal resultado al fichar una importante cifra de jugadores de la mano de Barjuan que luego no tuvieron minutos como Marco Navas (45 minutos disputados) o Diego Riolfo (113 minutos).
Si el objetivo era apostar por el producto de la casa poco o nada se ha confiado al tapar el hueco de chavales del filial con potencial para afianzarse con un puesto en el primer equipo, ya sea el caso de Rubén Gálvez -portero con 20 años recién cumplidos y que dio muestras el pasado domingo ante el Córdoba de no ser inferior a Alejandro y Cabrero-, Álvaro Vega -debutante la pasada temporada con Álvaro Cervera-, Manolo Bonaque -fijo el curso anterior y cedido en invierno al Villarreal-, Adrián Mouriño -centrocampista con buen toque de balón-, o Francis Ferrón -pichichi del filial y uno de los máximos anotadores de la Tercera división-. Con una plantilla más corta podrían haber tenido un peso mayor los canteranos recreativistas.
Aparte de un análisis exhaustivo de lo que ha sido la temporada para el Recreativo en cuanto a resultados en la tabla clasificatoria final, requiere de un proyecto valiente para que el Decano afronte un futuro esperanzador que encandile a la afición y llene las gradas del Nuevo Colombino, cada vez más desérticas.
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