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El alcalde de Osaka: el uso de "mujeres de confort" por Japón es "inexcusable"

Considera que hace falta una investigación histórica para aclarar si Japón "como Estado" estuvo implicado en la práctica

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El controvertido alcalde de Osaka, Toru Hashimoto, en un intento por acallar el malestar a nivel internacional que produjeron sus recientes declaraciones sobre las "mujeres de confort" empleadas por las tropas niponas en la Segunda Guerra Mundial, ha asegurado este lunes que no trató de excusar la conducta y ha defendido que Japón debería pedir disculpas a las mujeres a las que se obligó a trabajar en estos burdeles.

   No obstante, Hashimoto ha considerado que hace falta una investigación histórica sobre si Japón "como Estado" estuvo directamente implicado en el tráfico humao de las "mujeres de confort", como se conoce eufemísticamente a aquellas que trabajaron en los burdeles para las tropas japonesas en el país.

   El alcalde también ha instado a otros países a enfrentarse a la posibilidad de delitos similares respecto al "sexo en la batalla".

   Hashimoto, colíder de un pequeño partido de extrema-derecha, generó una ola de críticas tanto en Japón como en otros países de la zona cuando hace unas semanas dijo que los burdeles militares fueron "necesarios" en la época y que Japón había sido responsabilizado injustamente por esta práctica corriente entre los militares de otros países en tiempos de guerra.

   Sus palabras han hecho caer el ya de por sí exiguo respaldo para su partido, el Partido para la Restauración de Japón, convirtiéndolo en un aliado menos atractivo para el primer ministro, Shinzo Abe, en sus planes de revisar la Constitución pacifista postbélica del país.

   Hashimoto no se ha retractado de sus palabras sino que ha argumentado que no fueron recogidas en su conjunto y que fue malinterpretado. "Estoy totalmente de acuerdo en que el uso de las 'mujeres de confort' por los soldados japoneses antes y durante la Segunda Guerra Mundial fue un acto inexcusable que violó la dignidad y los Derechos Humanos de las mujeres, incluidas numerosas coreanas y japonesas", ha afirmado al inicio de su rueda de prensa de casi tres horas ante medios locales e internacionales.

   "También creo firmemente que Japón debe reflexionar sobre sus abusos pasados con humildad y expresar una sincera disculpa y su pesar a las esas mujeres que sufrieron atrocidades en tiempos de guerra como 'mujeres de confort'", ha afirmado. "Nunca he condonado el uso de las 'mujeres de confort'", ha añadido.

RELACIÓN ENTRE JAPÓN Y COREA DEL SUR

   La cuestión de las "mujeres de confort" ha sido desde hace tiempo un punto de fricción entre Tokio y Seúl. Japón afirma que la cuestión de la compensación para estas mujeres se resolvió en virtud del tratado de 1965  que estableció relaciones diplomáticas entre Tokio y Seúl.

   En 1995 Japón estableció un fondo para realizar los pagos a las mujeres en base a donativos privados, pero Seúl argumenta que no es oficial y por tanto es insuficiente.

   En opinión de Hashimoto, dada la disputa por la compensación, Seúl debería llevar la cuestión ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), una sugerencia que generó un rechazo inmediato por parte de Corea del Sur.

   "Creo que las recientes declaraciones de Japón son un jarro de agua fría para la voluntad de nuestro Gobierno de fortalecer la amistad entre Corea y Japón ahora más que nunca", ha considerado el ministro de Exteriores surcoreano, Yun Byung Se. "Si tales circunstancias no mejoran, los intercambios no solo a nivel de cumbres pero también de alto nivel no serán fáciles", ha añadido.

   El propio Abe generó controversia en su primer mandato entre 2006-2007 al afirmar que no había pruebas de que el Ejército japonés secuestró a mujeres para que trabajaran en burdeles. Sin embargo, ha tratado de distanciarse de las declaraciones de Hashimoto.

   En otro orden de cosas, el alcalde de Osaka también se ha disculpado y se ha retractado de sus afirmaciones de que los soldados estadounidenses destinados en la isla nipona de Okinawa deberían emplear más la industria del sexo local "para controlar sus impulsos sexuales".

   Muchos residentes de la isla son contrarios a la presencia de soldados estadounidenses ya que consideran que a ellos se deben delitos sexuales y de otro tipo así como accidentes y problemas de contaminación.

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