El presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, José Antonio Griñán, ha reclamado un "esfuerzo de legitimación a la monarquía", que "solo se sostendrá en la medida en que lo haga por sí misma, con la sensibilidad suficiente para ser atractiva y querida por los ciudadanos". Además ha confiesado que "no pondría la mano en el fuego por el Rey ni por nadie".
En un adelanto de la entrevista que Griñán ha concedido a Vanity Fair, que se ha hecho público este lunes en la web de la revista y que ha sido recogido por Europa Press, el presidente andaluz analiza así la crisis que atraviesa una institución que, según opina, "debe tener su propio prestigio y ganárselo día a día".
Además, según se señala en ese adelanto de la entrevista, reclama al rey Juan Carlos una legitimación que pase por "una vida modélica y ejemplar representando la jefatura del Estado y el papel de España" y pone como referencia las visitas del Rey a Estados Unidos durante la Transición y su trabajo en el proceso de integración en Europa. "La monarquía cumplía un papel importante en aquellos momentos", asegura.
El también presidente del PSOE analiza en la entrevista el debate abierto por el liderazgo en su partido. Griñán defiende al secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y asegura que es "injusto cargar toda la responsabilidad" en él.
"¿Por qué no decimos también que a lo mejor los que le acompañamos tampoco lo hacemos bien? Lleva un año, menos de un tercio de su mandato. Quizá el equipo tiene que mejorar. Y los diputados dar el do de pecho que no están dando. Y la ejecutiva dar otro do de pecho que no hemos dado", según José Antonio Griñán.
Asimismo, asegura que, aunque a Rubalcaba "tal vez le falta dar un empuje", sí cree que el PSOE pueda ganar unas elecciones con él como candidato "porque es un personaje político de altura, dentro de lo que se puede debatir en España".
Además el presidente andaluz habla de la crisis institucional en España para asegurar que "el problema no es de los políticos. Siempre tienen el nivel de los ciudadanos" y asegurar que "aunque estoy en sus antípodas, Aznar es un político de raza".
Y muestra su faceta más personal recordando los meses que pasó en Londres en 1968 trabajando como camarero: "entonces los jóvenes teníamos muchas menos oportunidades de progresar que ahora". Ha confesado no saber si uno de sus hijos, que está en el paro, "tendrá que salir de España para conseguir un trabajo".
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