El Tribunal Supremo ha confirmado las penas de cárcel y las multas millonarias a cuatro narcotraficantes a los que se decomisaron 1.320 kilos de hachís en la costa de Huelva en febrero de 2011, al no advertir indefensión ni vulneración de sus derechos fundamentales.
El Tribunal Supremo, en una sentencia a la que ha tenido acceso Efe, desestima el recurso de casación interpuesto por estas cuatro personas contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Huelva de mayo de 2007.
Dicha sentencia condena a tres de ellos a cuatro años y tres meses de cárcel como autores responsables del delito contra la salud pública, e imponía además a dos de ellos dos multas de tres millones de euros para cada uno, y al tercero dos multas de dos millones.
Al cuarto condenado que presentó recurso se le impuso la pena de tres años y tres meses de prisión por el mismo delito y dos multas de dos millones de euros.
Entiende el Supremo que los motivos alegados por los recurrentes, entre los que destacan la vulneración del principio fundamental a la presunción de inocencia y al de la tutela judicial efectiva, no se aprecian ni en la sentencia ni durante la instrucción ni la vista por el caso, y justifica cada una de las razones esgrimidas por la Audiencia Provincial para imponer unas condenas que considera ajustadas a los hechos.
Se considera probado, por tanto, que alrededor de las 15:30 horas del 10 de febrero de 2011, fuerzas de la Patrulla Fiscal Territorial de la Guardia Civil de Ayamonte avistaron dos embarcaciones, una con dos y otra con tres personas a bordo, que se aproximaban a la zona del río Guadiana conocida como "Caño Canela" que resultaron sospechosas.
Mientras eran observadas las dos embarcaciones, sus tripulantes se apercibieron de ello y fueron arrojando por la borda un total de 44 fardos de arpillera con 1.320 kilogramos de hachís que en el mercado ilícito hubieran podido alcanzar un precio de 1.887.600 euros.
La patrulla del Servicio Marítimo trató de interceptarlas cerca de un puente en la zona de "Caño de Matapiojos" pero fue sobrepasada, por lo que trató de seguirlas sin poder detenerlas por tener motor de menor potencia.
Una de las embarcaciones fue abandonada a la deriva y se encontró en su interior un teléfono satélite y una cartera con documentación de uno de los recurrentes, y la otra embarcación fue identificada una vez que paró estando a bordo sus tripulantes, tres de los condenados.
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