Andalucía

Esta Feria es un bastinazo

La masiva llegada de excursiones convierte al Real en eje de la diversión de toda una provincia

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  • El día de las mujeres -

No se enteran. Pasan los años y no aprenden. En lugar de inventar artilugios para que la gente no se pierda en la Feria -que es cosa que no deja de tener su encanto-, el Ayuntamiento debería de editar una guía con recomendaciones varias que las feriantas del gran Jerez bien harían en tener a mano en la mesilla de noche. A saber. No es plan eso de coger el tren o el autobús a las once de la mañana y poner rumbo a Jerez así como si tal cosa. Porque esas no son horas y porque luego pasa lo que pasa, que en cuanto el Real empieza a animarse más de una y más de dos están queriendo volverse a casa. Prudencia, que hace tela de calor y la Feria no tiene costumbre de cerrar.


El éxodo de lunares y volantes camino del parque González Hontoria empieza bien temprano. Las gitanas de más allá de la  Sierra de San Cristóbal son unas incomprendidas en su propia tierra. Y es que eso de que las calles de la trimilenaria sean testigos de procesiones matinales de feriantas no es bien visto por los guardianes de las más puras esencias del arte del bastinazo. “¿A dónde van así vestidas? Qué sabrán lo que significa eso...”, reza un tuit de mediodía con cierto tono inquisidor.
Como si acaso quienes en febrero hacen el camino inverso vestidas de pocahontas supieran qué significado tiene todo eso. Como si eso tuviera otro significado alternativo al de la mera diversión.


La Feria del Caballo tiene sus puertas abiertas para todo el mundo. También para la gente del gran Jerez. Más aún sus doscientas y pico de casetas, aunque en este extremo bueno sería recordar que las puertas están tan abiertas como las del Hotel Ritz o los restaurantes que sirven las excelencias culinarias de Ferrán Adriá. Vamos, que son casetas abiertas, pero de pago; como los colegios trilingües, las clínicas esas en las que se hacen rellenos de silicona o los concesionarios de Ferrari.


En esto del acceso libre a las casetas se encarna el verbo del villancico del Gloria: “Si tú traes dinero, toda la casa es tuya, pero si no lo traes...”. Pues eso, que a la Feria se viene realmente a ganar dinero. No están las casetas para reservarse el derecho de admisión. Y no, en ocasiones “no hay posada” ni para cambiar el agua del canario porque los chirimbolos del Puíto están reservados a los clientes.


Lo de los paseos ya es otra cosa. Ahí hay barra libre. Total, será por albero. El González Hontoria se consolida año tras año como seria alternativa para acoger alguna etapa del Dakar el día en que la organización no sepa ya a dónde irse a correr. Desde luego por arena y temperatura no va a quedar, si bien uno tuvo la sensación de que ayer hizo algo de menos calor que el martes, quizá porque unas nubes amigas regalaron algo de sombra y porque se dejó sentir alguna rachita de aire.

 

Un día de ‘flujo migratorio’


El antiguo domingo de Feria era jornada reservada casi en exclusiva al visitante. Ahora ocurre algo parecido con el miércoles, jornada que posiblemente acoja el mayor grado de inmigración jaranera de toda la semana. Y no sólo vienen grupos de mujeres vestidas de gitana. Qué va. También futbolistas del entorno más próximo, que creen que van a pasar desapercibidos porque sus eternos sufridores no son muy de Feria de Jerez. Pero se equivocan -y se lía gorda- porque no hay bicho viviente que se resista a pisar el albero aún a riesgo de padecer una suerte de urticaria venenosa que tiña el rostro de azul y blanco y alguien se lo note en el trabajo o en la cola del paro.


Las gitanas de allende las fronteras llegaron temprano y marchan temprano, poniendo así fin a esta casi inconfesable peregrinación del mes de mayo. Mañana -hoy jueves- contarán la aventura a sus vecinas más próximas, a esas con las que existe una cierta confianza. Pero siempre habrá quien sienta un pinchazo en el corazón, una estocada hasta la bola de las esencias más puras del arte del bastinazo.


Qué le vamos a hacer. Serán cosas de la globalización. Si al final habrá que estar unidos en las alegrías y en las penas, pues digo yo que no nos iba a tocar sólo compartir récords de parados y desdichas deportivas. Que sí hombre que sí, que esto es un bastinazo de Feria...

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