La llegada de la primavera y, sobre todo, el mes de mayo, trae a Andalucía una de las festividades más populares y más propias de cada localidad: las cruces. En general, pueden encontrarse en casi todos los pueblos de Andalucía, se desarrollan habitualmente en los primeros fines de semana del mes de mayo y tienen en común que se celebran en torno a una cruz, pero cada pueblo tiene su impronta propia, incluso la gastronomía es parte de la tradición y muchas de ellas están declaradas de interés turístico.
La popularidad de estas fiestas está en que, en la mayoría de las ocasiones, son celebraciones muy arraigadas en cada localidad; muchas veces mezclando el aspecto lúdico-festivo con la religión, aunque sus detalles son lo que verdaderamente atrae al visitante, pero también a los lugareños, los verdaderos artífices en muchas ocasiones del “montaje” de la cruz. Capillas hechas a partir de telas y alfileres en portales para acoger las cruces; pequeñas hornacinas alrededor de las que se monta la cruz; verdaderos altares ubicados en patios llenos de flores; ermitas y pasos de procesiones que servirán para sacar a la cruz... son algunas de las formas con las que Andalucía puede ofrecerles una tradición popular digna de conocer y diferente en cada localidad.
En Almería son las hermandades y cofradías de Semana Santa las que engalanan y decoran las cruces; en Villalba del Alcor y en La Palma del Condado (Huelva) se alternan los fines de semana cada una de las cruces locales, aunque en la primera se acompañan además de toros de fuego (de cartón, con fuegos artificiales) y de cuerda (suelta de toros); en Lebrija (Sevilla), los vecinos montan las cruces y van en pandilla visitándolas, cantando sevillanas corraleras al ritmo de almirez y aderezados con caracoles, habas corchas y tortas de pan; en Alosno (Huelva), las colás adornan vistosamente unas cruces en las que las mujeres, como ocurre también en Lebrija, son las verdaderas protagonistas de las fiestas...
Las cruces de mayo constituyen un referente de cada localidad, muchas con un claro interés etnológico y antropológico, e invitan al turista a conocerlas. El mapa para elegir destino es amplísimo y pocas son las localidades andaluzas en las que no encontrará el particular modo de celebrar y vivir la cruz, aunque entre todas ellas destacan, por su singularidad, las de Córdoba y Granada.
Mayo en Córdoba
Mayo es el mes por excelencia de Córdoba, al coincidir en la ciudad eventos tan atractivos para el visitante como Los Patios, las Cruces y la Feria. Los Patios de Córdoba es una tradición única en el mundo, basada en las características de la forma de vida cordobesa, en casas con patios y balcones ajardinados, en los que el elemento decorativo son las flores.
Alrededor de cuarenta patios abren sus puertas al visitante, que, provisto de un listado que se facilita en las oficinas de turismo, hoteles y en los propios patios, averigua cuáles están abiertos y el lugar donde se ubican.
Recorrer los patios durante el día, y disfrutarlos a la caída de la tarde, entre el olor al jazmín y al azahar de los naranjos, la música flamenca y la conversación de los amigos es una experiencia única. Los barrios de la Axerquía, San Agustín y San Basilio cuentan con patios afamados, que los cordobeses vuelven a visitar año tras año.
En las zonas más animadas, especialmente de San Basilio -el barrio del Alcázar Viejo- se permite la instalación de bares y música. Además, la Asociación de Amigos de los Patios realiza una labor de recuperación de viejas casas, que remozan y abren al público durante la celebración del festival. El tradicional concurso popular se ve acompañado por el Festival de los Patios Cordobeses, en cuyo marco se celebran conciertos y actuaciones en diversos puntos de la ciudad.
Previamente, el Concurso de las Cruces de Mayo se considera el punto de partida de las fiestas que coinciden en este mes. Las cruces se levantan llenas de flores en plazas, pasajes y recintos abiertos de la ciudad, adornados con mantones de manila y colchas multicolores.
El Día de la Cruz de Granada
Granada es la segunda ciudad a destacar por sus cruces, que se celebran el primer fin de semana de mayo. Según la tradición, su origen se remonta a 1625, cuando se alzó una Cruz de alabastro en el Barrio de San Lázaro y que fue celebrada con danzas. A principios del siglo XX en los barrios del Albaicín y del Realejo los niños construían pequeños altares con una Cruz, siendo decorados con mantones de manila, cacharros de cerámica, peroles de cobre y un pero con una tijera clavada. Por sus alrededores, los niños pedían el “chavico”, palabra que procede del diminutivo local de ochavo.
La celebración del Día de la Cruz arranca cada año en Granada con una buena cantidad de cruces instaladas en calles, plazas, patios, establecimientos y centros escolares de la capital, con especial presencia en el centro de la ciudad y en los barrios históricos del Realejo y el Albaicín. Desde sus orígenes, la llegada de esta fiesta cada 3 de mayo supone un derroche de imaginación popular para convertir cada rincón de la ciudad en una auténtica obra de arte floral.
Jerez se viste de fiesta en la Feria del Caballo
A principios de mayo, Jerez se viste de fiesta con motivo de la Feria del Caballo, donde el vino, el flamenco y por supuesto el caballo son los principales protagonistas del evento más representativo de la ciudad.
Durante una semana el Real de la Feria se llenará de luz y color, de enganches, jinetes y amazonas, copas de vino, baile y cante y cientos de casetas. El visitante podrá ver desfilar a los más bellos caballos andaluces en el Paseo de Caballistas y Enganches, inigualable muestra de elegancia, plante y majestuosidad.
Jerez se engalana con un impresionante alumbrado y con la presencia de las casetas, que compiten entre sí en belleza y tipismo andaluz. Así, el Real se llena de público para ver pasear a los protagonistas de la Feria, los airosos caballos jerezanos y los elegantes coches enjaezados.
En el interior de las casetas corre a chorro el dorado caldo de Jerez, acompañado de la variada gastronomía casera a base de “berzas”, “calditos”, “potajes” y apetitosas “tapitas”, para poder aguantar así el vino, el cante y el baile hasta que caiga la noche.
Cuna del Arte Flamenco, Jerez ha sido la ciudad que mejores y más cantaores, bailaores y guitarristas ha dado a la historia del flamenco, despliegue artístico que está presente en cada una de las casetas del recinto ferial.
En torno al caballo andaluz, pura elegancia y armonía, se celebran las más importantes exhibiciones ecuestres como la doma, el enganche y el acoso y derribo. De este modo, los amantes de este animal lleno de belleza y bondad tienen en la Feria de Jerez una buena oportunidad para disfrutar con cada paseo y concurso.
A destacar también el papel del vino, ya que para Jerez este preciado “tesoro” es algo más que un producto, representa la cultura de un pueblo, una manera de entender la vida. El fino, oro líquido omnipresente en la Feria de Jerez, es un producto natural y único en el mundo.
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