Arcos

“El teatro no tiene apellidos”

Gaspar Campuzano lleva al teatro Olivares Veas la escenificación de poemas de Julio Mariscal bajo el título de ‘La mano abierta’ , en un acto programado a las 21.00 horas de este viernes

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  • Gaspar Campuzano. -

gaspar Campuzano, o lo que es igual, la Compañía de Teatro La Zaranda, lo mismo está en Barcelona que en Uruguay, en París o en Méjico. Es un cómico en el sentido grande -y correcto- de la palabra, un actor curtido que este viernes estrena en Arcos la escenificación de poemas de Julio Mariscal a la que ha dado el título de La Mano abierta.


Premio Nacional de Teatro con su Compañía en el año 2010, Gaspar viene a Arcos -vuelve a Arcos- a poner voz a los alejandrinos desgarrados de Julio Mariscal, a su melancólica poética. Ya estuvo por aquí, en el mismo escenario, hace más de treinta años. Y vuelve porque su afecto por el poeta de Arcos permanece vigente. Lo hará acompañado por la guitarra del compositor Luis Balaguer.
Asistir en Arcos al estreno de esta representación es todo un privilegio que le agradecemos. Gaspar Campuzano es activo, gesticulante, y contesta a nuestro cuestionario con parquedad, con cierto laconismo, pero con autenticidad y verdad.

—Vuelve usted a Arcos, al Teatro Olivares Veas después de más de treinta años. Y vuelve, como entonces, a leer y escenificar poemas del arcense Julio Mariscal. ¿Qué ha cambiado en el teatro? ¿Cómo era el teatro que se hacía en los setenta y cómo es el actual?
—Ha cambiado bastante. El teatro que se hacía en los años setenta era un teatro que provenía fundamentalmente del teatro independiente y estaba muy politizado. Actualmente hay muchos tipos de teatro, muchas escuelas y corrientes que antes no existían, y también han abierto muchas salas y circuitos que por desgracia la crisis está haciendo desaparecer. 


—En 2010 se concede a "La Zaranda", el grupo de teatro del que forma parte, el Premio Nacional de Teatro. ¿Fue este premio una confirmación de la labor ininterrumpida del grupo? ¿Fue también un espaldarazo al teatro bajo andaluz?
—Sobre todo fue un premio a todo ese público que nos sigue desde hace tantos años.


—Gaspar Campuzano debuta como director escenificando "La niebla", obra cumbre del poeta jerezano José Mateos. ¿Cómo se ve el teatro desde el patio de butacas? ¿Se siente igual de cómodo, o desasosegado, dirigiendo que interpretando?
—La verdad es que desde el patio de butacas se siente uno mucho más nervioso… deseando estar arriba.


—Cuando la censura había que aguzar el ingenio para evitar los tachones en el libreto. Ahora, con la crisis, con el IVA de las entradas, ¿hay que aguzar también el ingenio? ¿hay que darle vueltas a la cabeza para llevar al público al teatro?
—Para llevar al público al teatro hay que seguir haciendo buen teatro. El teatro no tiene apellidos, ni es andaluz ni catalán ni español, es sobre todo teatro.


—En la escenificación de poemas de Julio Mariscal de este viernes actúa usted con el acompañamiento del compositor y guitarrista Luis Balaguer. ¿Cómo casan, sin ensombrecerse, la poesía y la guitarra?
—Pues muy fácilmente, puesto que la poesía es música y la música es poesía.


—Este trabajo lo ha titulado "La mano abierta", sin duda un guiño y reconocimiento a la antología de Julio Mariscal que preparó el poeta José Mateos para la editorial "Renacimiento". Sigue siendo Julio Mariscal una mano abierta, una mano esperanzada, que implora y dona?
—Indudablemente, puesto que las imágenes que nos brindan sus versos nos llegan al alma tanto ayer como hoy, como siempre.

La poesía es música y la guitarra es música, dice el actor en una de sus respuestas. Y el teatro de Arcos, nuestro Olivares Veas, será este viernes testigo de esta conjunción, de esa concordancia, gracias a la voz y a las notas de Gaspar Campuzano y Luis Balaguer. Dada la ocasión, bien merece darse un paseo por el siempre acogedor casco antiguo de la ciudad.

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