De momento, parece que la instalación de un almacén de gas y un nuevo gaseoducto en Doñana va a quedar paralizado por decisión de la Junta de Andalucía. y es que si un departamento que se dedica a las cuestiones medioambientales no toma cartas en el asunto como ha hecho la Junta de Andalucía, mal departamento de la materia sería. No es de extrañar que desde diversos partidos, asociaciones y personalidades se haya aplaudido la decisión anunciada por el ejecutivo andaluz que ha paralizado el proyecto ya que asegura que hay dudas sobre su impacto ambiental, asunto que tratándose de cualquier espacio protegido, sería clave pero que en el caso de esta reserva mundial que es Doñana, se antoja si cabe más trascendente. De ahí que sea lógica la paralización, pero también la exigencia al Ministerio, que dio el visto bueno al proyecto, de realizar una evaluación conjunta. Porque no se explica bien, que en materia tan sensible y, con las potestades que por fortuna tiene la comunidad andaluza, las cosas se quieran imponer sin más desde el Gobierno central. De ahí que se entienda el respaldo que el partido socialista ha dado a la decisión del gobierno regional, pero más aún, que Ecologistas en Acción o Izquierda Unida hayan dado un paso más para pedir que se cierre definitivamente y no siga adelante. Más extraño es que el PP que no quería un oleoducto en la zona, clame ahora por un gaseoducto y un almacén de gas.
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