La glorieta de Bécquer es un conjunto escultórico del Parque de María Luisa de Sevilla, un rincón romántico en el que muchas personas dejan flores en homenaje al amor y también depositan cenizas fúnebres en torno a la escultura del poeta, cuyos restos llegaron a la ciudad andaluza hace hoy un siglo.
Las flores que de forma asidua dejan en la glorieta son casi siempre "de floristerías" y no cogidas de cualquier parterre cercano, como resaltan los cocheros de caballos que comienzan por esa zona el recorrido turístico por el Parque de María Luisa.
Los que dejan las cenizas fúnebres, sin embargo, lo hacen de forma furtiva porque no está permitido. En algunos casos se depositan en la tierra que rodea el conjunto escultórico circular, pero también se hace entre las esculturas y el enorme árbol centenario para que estén más preservadas.
Conocedora de la ilegalidad de dejar las cenizas fúnebres, una mujer que depositó las cenizas de su madre y que cada día acude a la zona evita dar su nombre y dejarse fotografiar.
La mujer va a diario porque en esa glorieta su madre recordaba sus amores de juventud y le recitaba poesías de Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla 1836-Madrid 1870).
La práctica de dejar cenizas en algunos momentos puntuales llega a convertir en gris la tierra del conjunto, "con más ceniza que tierra", como resume uno de los jardineros del parque.
Para los turistas, la glorieta supone una visita obligada, donde se fotografían y filman intentando captar la luz que se filtra por las ramas del ciprés de los pantanos, el árbol de unos 150 años que sirve de eje del conjunto escultórico, financiado por los hermanos Álvarez Quintero e inaugurado en diciembre de 1911.
Alrededor del árbol hay un busto de Bécquer basado en el retrato que le hizo su hermano Valeriano y que estuvo plasmado en los antiguos billetes de cien pesetas.
Junto al busto está la escultura principal de la glorieta, una sola pieza de mármol blanca con la talla de tres mujeres de tamaño natural y que representan el amor ilusionado, el poseído y el perdido.
En las faldas de estas mujeres es donde los enamorados suelen dejar habitualmente las flores.
Además, hay dos esculturas en bronce, una del "amor herido", que se representa con un hombre tumbado que alza una mano hacia el busto de Bécquer y en cuya mano suelen dejar también flores, y la segunda, apoyada en el poeta, es la de un joven Cupido en referencia al "amor que hiere".
Con motivo de la llegada de los restos del poeta a Sevilla procedentes de Madrid, hoy y mañana se abre de forma excepcional el Panteón de Sevillanos Ilustres, situado en la Iglesia de la Anunciación.
En ese lugar, además de los restos del poeta, están los de su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, sobre cuya lápida hay un ángel que lleva en una de sus manos un ejemplar de las famosas "Rimas" del escritor romántico.
Además, coincidiendo con la llegada de los restos a la ciudad natal del poeta y del pintor, la Asociación con los Bécquer en Sevilla ha organizado para mañana una ruta por los lugares becquerianos.
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