Lo que antes eran un magnífico ambiente hasta las dos de la madrugada ahora es un goteo de gente y apenas los sábados “y si está lloviendo”. Lo que antes era un continuo salir de personas con bolsas de colores y con muchas bolsas, ahora es un goteo de gente con bolsas grises y con pocas bolsas.
El magnífico ambiente era el de la zona de hostelería de Bahía Sur, que duraba hasta la madrugada pero además, se mantenía durante todo el día varios días a la semana, obviamente con sus horas de más y menos afluencia. El color de las bolsas es porque las de colores suelen ser de ropa y de artículos de todo tipo y las grises y de pocos colores, de garbanzos y de artículos de primera necesidad. Antes eran muchas de ambas y ahora son pocas y de las últimas.
Esa es la diferencia experimentada en el complejo de Bahía Sur administrado por la multinacional francesa Rodamco. De ser el primer centro comercial de la provincia, lucha a duras penas con una competencia que se ha adaptado mejor a los nuevos tiempos, mientras que en San Fernando mantiene el cerco sobre los pequeños y medianos empresarios.
La crisis y algo más
Evidentemente, el problema es la crisis económica. Pero en La Isla se está poniendo en peligro el poco trabajo que existe por causa de la política de Rodamco de ignorar las nuevas circunstancias y limitarse a pasar por la ciudad como las plagas de langostas, exprimiendo los campos hasta que no queda ni una espiga. Luego, siguen su camino.
La situación del complejo es consecuencia de una serie de acciones u omisiones en las que Rodamco es el protagonista principal. Lo primero es que los empresarios -sobre todo el pequeño y mediano- están sufriendo la bajada de las ventas motivada por la crisis, por la competencia de las zonas comerciales de Jerez y El Puerto y por la bajada del número de visitantes, que es más acusada porque, además, los que acuden compran menos.
Pero además, Rodamco mantiene los alquileres de los locales a los mismos precios de hace cinco años, cuando la entrada de dinero en los establecimientos es sensiblemente menor. Eso está haciendo que aumente el nivel de impagos, el cierre de otros y el estudio de otras posibilidades para un eventual traslado de la actividad a otras zonas comerciales. Por ejemplo, Zona Sur, en Jerez, que está “tirando los precios por los suelos”, como reconocen desde el propio complejo.
Y puede ser peor
“No sólo no ha habido rebaja en el precio, sino que las perspectivas es que siga subiendo”, dice uno de los empresarios consultados por este periódico. “Además está la disminución del número de clientes, porque ya los de Jerez y El Puerto no se asoman por aquí. Nos hemos quedado con Cádiz y La Janda”.
En otros casos, empresarios de Despeñaperros para arriba muestran su deseo de quedarse, pero no les salen las cuentas ante los precios del alquiler, que la empresa Rodamco, en algunos casos, apenas intenta paliar ofreciendo un local más pequeño, pero nunca rebajando el precio que para hacerse una idea, está por los 5.000 euros mensuales por cien metros cuadrados. Más la comunidad.
El otro problema que se va vislumbrando poco a poco viene por la misma causa. Muchos de los servicios que presta el centro comercial de Bahía Sur a los empresarios se pagan a través de la Comunidad de Propietarios. La penuria económica también influye en la capacidad de esta organización y la consecuencia lógica es el recorte de esos servicios.
¿Qué queda en Bahía Sur? Evidentemente, además del suelo de la galería comercial que nota los veinte años de historia; de los cubos en el suelo para evitar las goteras cuando llueve más -falta de mantenimiento, se llama, porque lleva años igual-, además del armazón, queda todo, porque por ahora están allí los que siempre han estado y el resto forman parte de esas marcas que van rotando constantemente.
No se puede hablar -todavía- de desastre, pero los síntomas son evidentes desde el momento en que una empresa como Zara, propiedad de uno de los hombres más ricos del mundo, prescinde de uno de los locales a precios de Rodamco y une el servicio a hombre y mujer en el mismo sitio.
O desde el momento en que por primera vez en la historia del complejo hay cuatro locales de hostelería vacíos, que obviamente no han cerrado de la noche a la mañana, pero que han ido cayendo ante la imposibilidad de hacer frente a los mismos gastos con cada vez menos gente. Y Rodamco ha sido incapaz de reemplazarlos por otros.
Menos visitantes
La bajada de afluencia al complejo está presente en los números del mes de marzo -a pesar de lo que ha llovido- y que mientras la empresa cifra en un 1 por ciento, las empresas lo elevan al 30 por ciento, pero los empresarios consultados se quejan de la falta de iniciativas por parte de Rodamco para mantener la que queda y sobre todo, para hacer volver a la que se fue.
La única tranquilidad es que si bien los pequeños empresarios están con la soga al cuello, aún quedan las grandes empresas para mantener los más de mil puestos de trabajo que aún mantiene (1.126, sin entrar a valorar las condiciones laborales).
Pero si las pequeñas empresas siguen yéndose a Jerez porque hay mejores precios, en Jerez habrá cada vez más gente al haber mejor oferta y las grandes marcas terminarán planteándose el futuro. Al fin al cabo, lo que une a las grandes y a las pequeñas es lo mismo: el dinero.
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