El Juzgado de lo Penal número 5 de Almería ha condenado a dos años de prisión por un delito de apropiación indebida a Jonathan Moya González, en prisión desde diciembre acusado del rapto y asesinato de una niña onubense de dieciséis meses en Almería.
El magistrado Manuel José Rey Bellot ha dictado la sentencia firme en la propia sala sin que se haya celebrado la vista oral, después de que tanto el acusado y su letrado hayan mostrado su conformidad con la pena interesada por el Ministerio Público, reducida en medio año respecto a su calificación inicial.
La sentencia condena a dos años de prisión por un delito de apropiación indebida, con la agravante de reincidencia, y no podrá ser suspendida o sustituida por este motivo.
De esta forma, el juez ha considerado probado que Moya González hizo un contrato de compraventa "supuestamente en nombre del marido de una prima suya" para adquirir un vehículo a una mujer, con la que acordó el pago mediante transferencia de 10.000 euros.
No obstante, el acusado se apropió del vehículo después de decirle a la mujer y a su marido que se lo llevaba "para probarlo y pasar por una gestoría".
Moya González fue detenido el 18 de febrero del 2010 cuando circulaba con el vehículo por la carretera AL-3111 de Almería, tras lo cual el coche fue entregado a su propietaria.
El de hoy ha sido el tercer juicio que afronta Jonathan Moya, de 25 años, en tan solo mes y medio, después de que el Juzgado de lo Penal número 1 de Almería le haya condenado recientemente a sendas penas de un año y dos años de prisión por dos delitos de estafa en la compraventa de vehículos.
Jonathan Moya se encuentra ingresado en la prisión de Albolote (Granada) acusado del rapto y asesinato de una niña onubense de dieciséis meses a finales del pasado año.
El joven de 25 años fue detenido el pasado 27 de diciembre en un cortijo de su familia en Abrucena (Almería), donde trataba de ocultarse, una semana después de que se produjera el rapto de la menor.
La madre de la pequeña, natural de La Palma del Condado (Huelva), mantenía una relación con Jonathan Moya y se había trasladado a Almería para pasar unos días, cuando se produjo el secuestro.
Tras su detención, el cadáver de la menor fue hallado en una balsa de agua situada cerca de la A-92, en la misma zona de la provincia donde se produjo el secuestro, y horas después fue arrestado su amigo Raúl R.F., quien podría haber encubierto el crimen y también se encuentra en prisión.
Las diligencias permanecen bajo secreto de sumario, si bien fuentes cercanas a la investigación informaron de que la autopsia preliminar realizada en el Instituto de Medicina Legal de la capital almeriense concluyó que la niña murió con casi total probabilidad de un fuerte golpe en la cabeza unos días después del secuestro.
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