El Miércoles Santo terminó antes de empezar. Si la noche anterior, la lluvia hizo acto de presencia desluciendo de manera sorpresiva a las cofradías e interrumpiendo su caminar, el Miércoles Santo tan siquiera dio oportunidad a ello.
Los partes meteorológicos que manejaba la Hermandad, prefirió evitar con ello a arriesgarse a lo vivido 24 horas antes. El pasar de las horas, lo tiró por tierra y la tan temida lluvia, no hizo acto de presencia, ante el pesadumbrar generalizado.
La Madre marinera y Señora de los Cántaros se quedó en su templo a la espera de tiempos mejores. El Hermano Mayor, José Luis Navarro, se disculpó en su interlocución ante los hermanos, ante el descontento y pesar de los que se quedaron sin poder acompañar a sus Titulares un año más, por las calles portuenses.
La historia se repite y tal y como sucediera en la Semana Santa de 2008, la Oración en el Huerto se quedó en su templo.
Media hora después de la suspensión de la procesión, el público entró a la Prioral para rendir pleitesía al Señor Orante y a María Santísima de Gracia y Esperanza.
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