En el auto del TS, que fue remitido a Europa Press por el PP después de que lo anunciara el secretario general del partido, Antonio Sanz, durante el Pleno del Parlamento, se indica que Pizarro tiene un plazo de 20 días hábiles para contestar a la demanda. Se incluye "apercibimiento a la parte demandada de que si no comparece dentro de plazo se le declarará en situación de rebeldía procesal" y se advierte de que "la comparecencia en juicio debe realizarse por medio de procurador y con asistencia de abogado".
Asimismo, en la resolución judicial se hace constar que el demandante expresa que la cuantía de la demanda es de 6.000 euros.
Como se recordará, la primera demanda de Arenas sobre Protección del Derecho al Honor contra Pizarro fue presentada a finales de septiembre de 2008 y recogía en el texto las declaraciones hechas por el dirigente socialista el día 10 de julio, en las que llamaba "matón de discoteca" a Arenas, tras el debate de una proposición no de Ley en el Pleno del Parlamento relativa a la disolución del Ayuntamiento de Estepona.
Luis Pizarro acusó al presidente del PP-A de "tener un discurso de matón de discoteca con el que representa una política de vender baratijas". Al día siguiente, 11 de julio, durante su intervención en el acto de apertura del XI Congreso Regional del PSOE, ahondó en estas declaraciones al manifestar que es "un político amortizado, sin credibilidad, un vendedor de baratijas", mientras que el día 12 de julio, volvió a "incidir en sus ataques" llamándole "querellator cuatro" y "campeón de los insultos", según la información facilitada por el PP-A.
El PP consideró en su demanda que estas declaraciones afectaban directamente a la imagen de Javier Arenas y "vulneraban, claramente, el mandato constitucional".
Con posterioridad, Arenas anunció que ampliaba la citada demanda con las manifestaciones de Pizarro, el pasado 17 de noviembre, cuando en prensa tras la Comisión Ejecutiva del PSOE-A, lamentaba el comportamiento "demagógico" que estaba protagonizando el presidente del PP-A, al que veía emocionalmente "desequilibrado" y le advertía de que "no sería malo que acudiera a un psicólogo o psiquiatra".
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