Hasta hace poco Jaén parecía ausente en la geografía del escabroso escándalo nacional de los bebés robados, hasta que hace unos días se desplazó a la ciudad la asociación andaluza que investiga los casos en todo el territorio y que nos hizo partícipes de que no solo no somos ajenos a esta realidad que recorre como una enorme mancha todo el país, sino que aquí ha residido, por lo que ya se conoce, un “punto caliente” de toda la trama de bebés robados, de modo que hasta podemos sorprendernos de la dimensión que puede cobrar la suma de las denuncias que ya están en la mesa de la Fiscalía de la Audiencia, pues se trata nada menos que de 35 testimonios que empieza a dar una idea de que estamos ante una situación grave e inexplicable. La publicación de los primeros casos ha alertado a un buen número de familias en toda la provincia que han decidido incorporarse a la investigación de sus situaciones personales, como ocurre con una mujer de la capital, Antonia Arroyo, de 42 años, que sospecha que a su bebé se lo arrebataron en el Hospital Maternal hace ahora 23 años, en uno de los episodios más recientes que se conocen de esta macabra historia, y ha iniciado su particular cruzada para reunir toda la documentación y aprovechar esta rendija para esclarecer una pérdida que nunca llegaron a asumir. Es una necesidad que las familias denuncien, que la Justicia llegue con sus investigaciones hasta sus últimas consecuencias, y sobre todo que existan las garantías de que hechos tan lamentables jamás volverán a repetirse.
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