En concreto, la última vez que la economía española entró en recesión fue en el primer trimestre de 1993, cuando el PIB se contrajo un 1,1% en tasa intertrimestral, después de haber caído un 0,4% en el cuarto trimestre de 1992.
Además, según los datos avanzados por el INE, la economía española decreció en el cuarto trimestre un 0,7% en tasa interanual, frente el crecimiento positivo del 0,9% que experimentó en el tercer trimestre. Así, el organismo estadístico estima que el PIB creció en términos reales un 1,2% en el conjunto del año 2008, frente al 3,7% de 2007.
La tasa negativa intertrimestral del periodo octubre-diciembre es superior a la registrada en el tercer trimestre (-0,3%) y contrasta con el crecimiento positivo que el PIB registró hace un año, cuando avanzó un 0,6%.
En tasa interanual, el PIB cayó en el cuarto trimestre un 0,7%, mientras que en igual trimestre de 2007 registró un crecimiento positivo del 3,3%. La economía española no experimentaba una contracción de su tasa interanual desde el tercer trimestre de 1993, cuando retrocedió un 0,6%.
Los datos avanzados hoy por el INE (los definitivos se publicarán el próximo 18 de febrero) se diferencian en una décima con los apuntados por el Banco de España hace unos 15 días.
En concreto, la institución que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez estimaba que la economía española se había contraído un 1,1% en el cuarto trimestre en tasa intertrimestral, y un 0,8% en tasa interanual, con un crecimiento positivo del 1,1% para el conjunto del ejercicio 2008, cifra que supone, en su opinión, una "sustancial desaceleración" respecto al de 2007 (3,7%).
El Banco de España aseguraba a finales de enero que la economía española experimentó a lo largo de 2008 "un ajuste muy severo", agravado por la prolongada situación de inestabilidad en los mercados financieros internacionales, que está generando un "intenso debilitamiento" de la actividad económica mundial, una acusada pérdida de confianza y un endurecimiento de las condiciones de financiación del sector privado.
Además, señalaba que el deterioro de la actividad se está trasladando "con rapidez e intensidad" al empleo que, según el Banco de España, está actuando como uno de los principales canales de propagación del ajuste hacia el resto de la economía, amplificando sus efectos sobre los planes de gasto.
No obstante, consideraba que la traslación de las bajadas de tipos de interés, el abaratamiento del crudo, el descenso de la inflación, el efecto de las medidas expansivas adoptadas y la eventual superación de las tensiones financieras suministrarán "algunos elementos de alivio" de las tendencias contractivas.
BANCO DE ESPAÑA: HAY QUE HACER REFORMAS.
Aún así, la entidad emisora cree "difícil" pensar que el sector exterior pueda compensar "significativamente" la intensidad del ajuste de la demanda interna, por lo que señala la "gran trascendencia" de avanzar en las reformas apropiadas para mejorar la situación del mercado de trabajo, fomentar el "necesario relevo" entre ramas productivas, aumentar la productividad a largo plazo y recuperar la trayectoria de expansión del producto potencial.
Según el Banco de España, el "pronunciado declive" del ritmo de crecimiento a lo largo de 2008 se produjo como consecuencia de la "intensa ralentización" de la demanda nacional, que registró una tasa de avance promedio del 0,4%, frente al 4,2% registrado en 2007, como consecuencia del debilitamiento de todos sus componentes, excepto del consumo público, que mantuvo registros similares a los del año previo.
Destacaron, sin duda, la "fuerte corrección" de la inversión residencial, con una caída cercana al 10% y el "rápido ajuste" del consumo, que en la segunda mitad del año experimentó crecimientos "prácticamente nulos o incluso negativos". Por su parte, la demanda exterior neta tuvo una contribución positiva al crecimiento del PIB del 0,7%, algo que no se producía desde 1997, frente a la tasa negativa del 0,8% que registró en 2007.
EL CONSUMO, EL DATO MÁS NEGATIVO.
En este contexto, el Banco de España señalaba que el gasto de los hogares experimentó una "contracción más intensa" en el cuarto trimestre que en el trimestre precedente y se redujo en una tasa interanual algo superior al 1,5%, por lo que, en el conjunto del año, resultó ser el componente de la demanda interna que más contribuyó a la desaceleración del PIB, por encima de la inversión residencial.
El consumo se vio afectado por el clima de desconfianza inducido por las convulsiones de los mercados financieros y por el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas generales, aunque la destrucción de empleo y el endurecimiento de las condiciones de financiación también contribuyeron a retraer las decisiones de gasto de los consumidores, amortiguando los efectos expansivos sobre la renta disponible.
Así, se produjo una "rápida recuperación" de la tasa de ahorro de los hogares, que se elevó en el tercer trimestre al 11,9%, gracias también a la notable recuperación de la renta que permitió la deducción de 400 euros en la segunda mitad del año.
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