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Huelva

Un barrio en la sombra

La falta de regularidad en la limpieza y el escaso, si no nulo, trabajo en el mantenimiento de los jardines marcan a Nuevo Rosales

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  • Abandono de las zonas verdes -

En mitad del paseo que Viva Huelva realizó por la barriada de Nuevo Rosales, a la altura de la calle Jardín de Zoraida, una mujer se asomó a la ventana e hizo el resumen que sirve para describir el estado del barrio: “La casa la tengo todo el día, todo el año, llena de mosquitos y bichos”, lamentó la vecina. “¿Y eso por qué, señora?”, pregunto este periódico. “Porque aquí no se poda nunca y esto es un nido de bichos”, aclaró.

Parece como si esta señora  nos hubiera estado oyendo, porque segundos antes de su acertada intervención, Luis Miguel García, presidente de la Asociación de Vecinos Nuevo Rosales, lamentaba que “hace cuatro o cinco años que no se hacen trabajos de poda en este barrio”.

La situación provoca que los jardines estén en una sombra perpetua, con árboles con ramas infinitas y suelos más muertos que vivos. “Aquí no se poda, y en los jardines no entra el sol nunca, y así están, todos secos”, relató Luis Miguel García.

Es uno de los aspectos que García quiso denunciar en Viva Huelva, ya que en todo este  tiempo “hemos llamado al Ayuntamiento en muchas ocasiones para que poden los árboles, pero no hemos logrado nada”. Otro aspecto relacionado es que árbol que se cae, hueco que se queda. “No hay reposición de árboles”.

Una persona para limpiar tres barriadas
Los recortes en Urbaser, empresa dedicada a la limpieza de los barrios, ha hecho que también Nuevo Rosales esté más sucio: “La limpieza está dejada de la mano de Dios”, explicaba el presidente del colectivo vecinal, quien detalló que “una sola persona” se encarga de la limpieza de esta barriada, la de Nuevo Parque y la de Los Rosales. “Cada día le toca a uno, y eso se nota en la limpieza de las calles, donde aparte de eso, la máquina de agua pasa por aquí cada tres o cuatro meses, si acaso”.

La deuda municipal
Nada nuevo es el daño que los  impagos municipales están causando en la salud del movimiento vecinal. Y Nuevo Rosales no iba escapar a esta coyuntura. Unos 300 socios forman parte de la asociación de vecinos de un barro en el que viven unas 1.500 personas. Los socios pagan una cuota mensual de 50 céntimos, y es con ese dinero con el que subsiste un colectivo cuya actividad está casi paralizada. “La situación está muy mal. No podemos pagar el alquiler, pero gracias a que el local pertenece a la mancomunidad de vecinos  y está teniendo paciencia con los impagos. Hemos tenido que quitar internet de la sede, el teléfono lo tenemos contratado al mínimo disponible, no podemos asumir ningún gasto más que la luz y el agua, y no tenemos ni para imprimir”, resumía el presidente de los vecinos. Así, por mucho que estiren los recursos, “la autogestión es imposible”, lamenta el representante vecinal.

Y es que, la deuda municipal se nota. García desglosó para Viva Huelva la cuantía. Y la roncha queda como sigue. Año 2007, 650 euros de subvención para actividades. De 2008, 1.150 euros también de actividades. En cuanto a 2009, acuerdo verbal de 850 euros para actividades. Del periodo 2009-2010, son 2.374,92 euros los pendientes por  gastos de equipamiento. En 2010, 850 euros en actividades que no han llegado. Sobre 2011, compromiso verbal de 850 euros para actividades, 1.200 de equipamiento y mantenimiento, y 5.824 de alquiler del local de la sede. Y en 2012, quedan pendientes 200 euros de mantenimiento, 250 de actividades y 1.200 de alquiler. Total: 15.398,92 euros que ni están ni se le esperan.

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