Si hay algo que ha marcado siempre a la barriada de Marismas del Odiel es el tiempo. Marcada por su pasado, apenas tiene presente a la espera de un futuro que no llega. En tierra de nadie, sobre un espacio que no les pertenece y un traslado que no acaba de llegar, a pesar de las promesas políticas, los cerca de 3.500 vecinos conviven en una zona dejada a su suerte y en la que apenas se invierte porque, precisamente, está destinada a desaparecer, pero el ‘casa por casa’ no llega.
Esa es la radiografía de Marismas del Odiel, de espaldas a Las Colonias y ante unas marismas que no alcanzan porque el alquitrán de la carretera se lo impide. Para el presidente de su asociación de vecinos, un veterano del movimiento vecinal que lleva a sus espaldas más de 30 años de lucha por su barrio, la situación de Marismas del Odiel es azul oscura, casi negra. “La situación es caótica, de abandono total por parte de la administración competente -Ayuntamiento-, dejadez de funciones que se ve en los pocos jardines que tenemos, en los montones incontrolados de basura y en los socavones de las calles”, sentencia Matías Lazo.
Viva Huelva ha pasado una mañana en Marismas del Odiel y ha recorrido sus calles de la mano de la asociación, para comprobar ‘in situ’ que las quejas de los vecinos van más allá de la simple pataleta.
Poblado por gente muy humilde, el paro se ha cebado con este barrio, donde “si no al 100%, sí que es muy alto”. Aunque la gran mayoría de sus vecinos tienen una edad avanzada, lo que preocupa a Lazo es la juventud del barrio, que “si no le damos alternativa, la dejamos meterse donde nadie queremos que se metan”. A pesar de que el absentismo escolar se ha controlado mucho en los últimos años, el presidente de la asociación de vecinos alerta de que “hay unas edades, fuera del ámbito escolar, entre los 13 y los 17 años, que hay que buscarles salida y ocupación, porque es el colectivo más vulnerable, y como no los tengas recogidos y haciendo alguna actividad, ya sabes dónde están, buscando tres pies al gato”.
En este aspecto, se muestra muy crítico con los recortes en Servicios Sociales. “Ante tantos recortes, las necesidades se quedan en el camino, y aunque los técnicos municipales de los Servicios Sociales de la zona son verdaderas figuras, carecen de medios para poder trabajar en condiciones”. Aunque no quiere profundizar en la problemática de la droga, que ha azotado con dureza a Marismas del Odiel durante años, Lazo reconoce que no se puede eludir. “Nadie quiere hablar de eso, pero está a la orden del día, aunque es verdad que últimamente se ha reducido bastante, pero siempre hay coletazos, y si no los hay, se lo llevan a otro lado”.
Aunque el principal reclamo de Marismas del Odiel pasa por la atención social y la necesidad de empleo, poco ayuda a superar esta situación vivir en una zona “abandonada”, cuyas dotaciones e infraestructuras no se mantienen y donde aún quedan calles sin asfaltar.
Parques y zonas verdes
Las pocas zonas verdes con que cuenta Marismas del Odiel pasan por un parque donde la maleza crece a su antojo, un proyecto de parque que se ha quedado en aparcamiento, y varios arriates dispersos con hierba sin cuidar. “Lo poco que hay está abandonado. Tenemos un parque que da a la Avenida Unión Europea que está ocupado por aparcamientos de vehículos. Los bancos se han arrancado, el parque de perros y la zona de juego infantil se la llevó el Ayuntamiento, y ahora sólo queda un barrizal y un terreno baldío repleto de coches, a pesar de que en el Ayuntamiento reza como un parque y a pesar de nuestras denuncias y escritos”.
La otra gran zona verde del barrio es la que conocen como el ‘Parque de los cien millones’. Lazo explica que “lo llamamos así porque es lo costó construirlo, pero está abandonado, la hierba llega al tronco de los árboles, y no se actúa”.
Sanidad
La otra gran carencia de Marismas del Odiel es la cobertura sanitaria. La construcción de un centro de salud es una reivindicación histórica, y tras muchas peleas, se ha conseguido el visto bueno, pero de obras, por ahora, nada de nada. “A nosotros nos corresponde el centro de salud de El Molino, que está saturado, iban a hacer un nuevo centro pero en un sitio incorrecto, muy cerca de El Molino y, por tanto, no cubría las necesidades del barrio. Buscamos un sitio más céntrico -delante de las 100 viviendas que se están construyendo del ‘casa por casa’ y junto al ‘Parque de los cien millones’, donde estaba el Hotel Suárez- y conseguimos que Urbanismo (Ayuntamiento) cambiara la ubicación, ya está aprobado y tenían que haber empezado las obras, y es una necesidad urgente, porque el centro de salud de El Molino es muy pequeño para acoger a tanta población”.
Circulación y seguridad
Son muchas la demandas del movimiento vecinal de Marismas del Odiel al Ayuntamiento. De hecho, la pasada semana volvieron a enviar un escrito ante la falta de contestación a un borrador de necesidades que entregaron en diciembre a un técnico que visitó el barrio. En ese escrito “nos reiteramos en el borrador, lo más urgente es la limpieza de la zona y el arreglo de varias calles. Delante de la sede de la asociación hay un socavón enorme, pero la peor parte se la lleva la avenida que hizo el Ayuntamiento, a petición nuestra, para conectar con la barriada de La Navidad y que las ambulancias, la Policía y los Bomberos pudieran entrar. Se hizo, pero no se ha mantenido, y ahora está intransitable, llena de socavones”.
En cuanto a la seguridad, Lazo afirma que este aspecto está mejor. “Ahora sí se ven coches de la Policía Nacional, aunque no tanto de la Policía Local. Nuestro querido alcalde anunció varias veces la Policía de Barrio, pero a fecha de hoy no hay nada”. Por último, sobre el estado de las calles, lamenta que muchas están sin asfaltar y sin acerado, y si lo tienen es porque los vecinos se han encargado de hacerlo, igual que limpian su fachada para mostrar una imagen digna del barrio.
El ‘casa por casa’
Hablar de Marismas del Odiel es hablar del programa ‘casa por casa’, ese que aprobó el Parlamento Andaluz y el Ayuntamiento y que supone que los vecinos abandonen sus viviendas para ocupar unas nuevas, construidas por la Administración, en un espacio colindante. El porqué de este programa se encuentra en el nacimiento del barrio. “Esta zona no era urbanizable, y la urbanizaron los colonos, los primeros vecinos que empezaron a rellenar la zona de marismas, entre ellos mis antepasados. Tuvimos que rellenar charcos para hacer las casas, porque esto era una zona de agua y junco, propiedad del Puerto de Huelva”, explica Lazo.
En 1998, “el Puerto hizo una concesión al Ayuntamiento, pero éste ya había conveniado con algunas empresas el cambio de los terrenos, a pesar de que en ese año se constituyeron como urbanizables. El problema es que el Ayuntamiento cedió los terrenos con los vecinos dentro, y nosotros no nos oponíamos a irnos a otra vivienda, pero sí a las condiciones que exigían: pagar un canon por la casa, es decir, dar lo que teníamos y seguir pagando después de que lo habíamos hecho con nuestras propias manos y sacrificio”.
Tras muchas movilizaciones se consiguió la aprobación del ‘casa por casa’, es decir, el traslado de los vecinos a nuevas viviendas sin coste alguno. Y en eso están después de tanto tiempo. La Junta está a punto de culminar las primeras cien viviendas, y aún quedan por construir otras 125 junto a las de Cardeñas, que también se acogió al ‘casa por casa’, más otro edificio de 75 pisos.
A pesar de la lentitud, los vecinos tienen otro problema añadido, y es que aunque las cien primeras viviendas están a punto de culminarse, el Ayuntamiento no ha cumplido aún con su parte del convenio, que pasa por el planeamiento y la urbanización de la zona. Precisamente, IU llevó al último pleno municipal una iniciativa al respecto, que logró el apoyo unánime de toda la corporación municipal. Sin embargo, por ahora no hay movimientos en la zona, y el problema es que “se van a poder terminar las casas y no se van a poder ocupar”.
Mensaje al Ayuntamiento
Por último, Lazo vuelve a tirar de hemeroteca para recordar que gracias a Marismas del Odiel “vinieron a Huelva 355.000 millones de pesetas con el programa europeo Pobreza Tres”. Por eso, pide al alcalde que “no nos mire de reojo, que somos ciudadanos igual que los del centro de la ciudad, pagamos nuestros impuestos igual que el resto y gracias a esta zona ha venido mucho dinero a Huelva, hemos sido la gallina de los huevos de oro”.
“Le estamos haciendo el trabajo sucio al Consistorio”
La Asociación de Vecinos Marismas del Odiel se creó en 1975, y desde su fundación. Fue precisamente Matías Lazo el que redactó el acta de fundación, y lleva más de 20 años de presidente, entre otras cosas por que “no lo quiere coger nadie”.
Su relación con el Ayuntamiento se basa en un ‘tira y afloja’ que casi nunca tiene contestación. “Lo único que hacemos es pedir y pedir, y no teníamos que estar pidiendo nada, porque las asociaciones de vecinos le estamos haciendo el trabajo sucio al Ayuntamiento”.
Así, Lazo explica que “somos las cabezas de turco y nos ganamos una mala imagen, porque el vecino viene y demanda, y si no se hace, no le reclama al Ayuntamiento, sino a la asociación de vecinos, y dice que no estamos haciendo nada”. Por eso, le pide al alcalde, Pedro Rodríguez, que recuerde sus propias palabras, ya que “él decía que las asociaciones de vecinos eran unos pequeños ayuntamientos, pero ya se le ha olvidado”.
Otro reproche que hace al Consistorio es la falta de presencia en el bario. “Sólo vienen los técnicos cuando se solicita, pero el alcalde y los concejales, sólo en elecciones, de hecho, yo creo que no saben ni las necesidades reales de Marismas del Odiel”.
Falta de medios
En cuanto a la asociación, Lazo reconoce que no pasa por sus mejores momentos. “Hoy por hoy, sólo podemos hacer las cuatro actividades de Cultura en los Barrios, porque no hay medios económicos”. Tanto, que “a pesar de que tenemos una subvención de la Junta, llevamos dos años sin poder hacer nada porque no nos han ingresado la de 2011 hasta el pasado mes de diciembre”.
Prueba de esta falta de medios económicos es la emisora de radio, que inició su andadura hace cinco años, con muy buenos resultados, pero ahora “está trabajando en autonómico, y gracias al técnico, porque no hay recursos”.
Ante esta realidad, Lazo se ríe de la propuesta de autogestión que pide el Ayuntamiento a las asociaciones de vecinos. “Nuestra cuota es de un euro al mes, y pagan siempre los mismos, y tal y como está la cosa, no podemos pedir más dinero a la gente, y la autofinanciación es imposible en un barrio tan humilde”. No obstante, asevera con orgullo que “las puertas de esta asociación están abiertas para todos, no dejamos en la calle a nadie”.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es