Qué le vamos a hacer! Somos empedernidos fans de Rod Stewart, como también lo es nuestra amiga Carmen, quien es posible que también estuviera en el graderío, así que cuando podemos, nos damos el pequeño capricho de ir a alguno de sus conciertos. Hacía tiempo que teníamos planeado asistir a alguno de sus espectáculos en su querida Escocia y aunque por ese motivo deberíamos haber escogido Glasgow, el escenario del Castillo de Edimburgo, la tierra natal del padre de Stewart y capital de todos los escoceses, era una opción irrenunciable.
En la gran esplanada del Castillo de Edimburgo se celebra cada verano el festival de música militar del Tatto, por lo que se levanta una estructura de gradas móviles que se rentabiliza usándola antes y después del mencionado festival con espectáculos adicionales al Tatto como la cita con Rod Stewart. Por cierto, Simply Red, secundó a Stewart unos días más tarde de nuestro concierto.
En Escocia el verano puede ser fresquito. Incluso frío. Vamos, para que se haga una idea: le diremos que el día del concierto -en pleno mes de julio- la temperatura rondaba los diez grados, la niebla cubría buena parte del castillo y la lluvia era incesante. En todas las tiendas vendían un artículo de primera necesidad con el que nos proveímos ya de buena mañana: un estupendo poncho de plástico que nos protegiera de la lluvia y, casi, nos salvase la vida durante el concierto.
Concierto bajo la lluvia
Una organizada cola, como es de esperar en el Reino Unido, nos aguardaba para mostrar el ticket y acceder a nuestro asiento. Ignoramos si usted puede imaginar lo que significa la imagen de un “pollito mojado” porque eso, precisamente, es lo que éramos las 8.500 personas -en general, no muy jóvenes por cierto- que asistíamos al concierto. Rod, a sus 65 primaveras y como siempre, estuvo genial. Arrancó con “Love Train” -con la primera fila haciendo el “trenecito”, por supuesto- y con algunos de sus clásicos como “This Old Song”, “You Wear it Well” o “First Cut is the Deepest”, y vistiendo atrevidas combinaciones de pantalón y americana como es habitual en este cantante de voz única e irrrepetible.
Acompañado por su fiel batería David Palmer -un gran percusionista, búsquelo en Youtube-, Stewart lució un acompañamiento de lujo con un coro de cuatro voces de exuberantes morenazas, duo mixto de saxos, solo de trompeta y trío compuesto de bajos y guitarra. Tal era la lluvia, que no funcionaron las pantallas de video, el concierto se redujo en media hora y el escenario tenía que ser secado constantemente con toallas de baño. Pero es igual, ahí estábamos todos para desafiar a los elementos. Y en Escocia, igual que en cualquier parte del Reino Unido o Irlanda, los fans se sabían de memoria todas las canciones. Y es que esto, precisamente, es lo que hace especial un concierto de Stewart para nosotros: hubo algunos momentos estelares del concierto en que Rod cedió la voz al público, quien, como un coro perfecto y sin desafinar ni una nota ni una sílaba, cantaba los estribillos de las canciones. Hubo algunos minutos durante el concierto que fueron sublimes, especialmente cuando sólo se oía a más de ocho mil personas cantar -“You are in my Heart, you are in my Soul, You’ll be my breath should I grow old, You are my lover, you’re my best friend, You are in My Soul…”-.
Pero para nosotros en concreto, el momento cumbre vino en la tercera canción. ¿Por qué? Pues porqué estábamos ondeando una senyera justo en el momento en que Rod Stewart, señalando nuestra zona del graderío con la mano, agradecía la presencia del público en un dia de climatología tan adversa “y con una de las banderas de los Campeones del Mundo ondeando entre los asistentes”. El comentario no es casualidad. Rod Stewart es un gran forofo del católico Celtic de Glasgow y por ello, es habitual ver en sus conciertos a muchos fans visitiendo camisetas y banderas de su equipo del alma. Es más, en todos sus conciertos, Roderick David Stewart, reparte pelotas de fútbol firmadas por él entre el público. Aunque más que repartir los balones, ¡los chuta hacia el público! y en Edimburgo, lo hizo al son de una canción muy apropiada: “Hot Legs” (Piernas Calientes). Himnos arraigados entre sus fans tras más de cuatro décadas de carrera musical como “Sailing”, “I do not want to talk about it”, “Downtown Train”, “Every Beat of my Heart” o “Maggie May”, pusieron broche final a una noche memorable. ¡Inolvidable! Si le gusta Rod, no se lo piense, que ya empieza a tener una edad.
Oficina de turismo
La web ofical de Turismo de Escocia está en castellano y la información es excelente http://international.visitscotland.com/es
Cómo llegar
En avión hay que buscar combinaciones hasta el aeropuerto deEdinburgo, Glasgow o Preswtick. Ya sea directos o vía Barcelona, Madrid o Londres, las combinaciones desde Gran Canaria son muchas.
Dónde dormir
La web escocesa ofrece un amplio abanico de posibilidades.
Cómo moverse
En Edinburgo, sin duda alguna, caminando.
Dónde comer
Les sugiero un pub tipo The Mitre en la Royal Mile
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