La Policía ha detenido en Sevilla a un hombre, de nacionalidad danesa, y su pareja sentimental, natural de Barcelona, acusados de participar en una operación de venta de 500 kilogramos de hachís y que estaba preparando su huida a Tailandia.
Según ha informado hoy la Policía Nacional en un comunicado, los detenidos son J.V, nacido en Dinamarca en 1974, y M.I.G.E, nacida en Barcelona en 1970, a los que se les acusa de delitos contra la salud pública, tenencia ilícita de armas, delito contra la seguridad del trafico, detención ilegal y malos tratos.
La primera de las detenciones, efectuada por agentes de Policía Local, se produjo tras una persecución del vehículo en que viajaba J.V., al que se le intervinieron en ese momento un arma cargada, y cuyas diligencias fueron trasladadas a la Policía Nacional.
La posterior investigación desarrollada por los especialistas de UDYCO concluyó con la certeza de que J.V. era un narcotraficante inmerso en una operación de venta de 500 kilogramos de hachís, y las primeras pesquisas permitieron localizar una habitación de hotel donde se hospedaba también M.I.G.E., su compañera sentimental, que fue detenida.
En dicha habitación se encontraron 147.210 euros, junto a sofisticados dispositivos electrónicos, terminales de telefonía móvil, ropa de marca y una pequeña cantidad de estupefacientes, según ha informado la Policía.
Las investigaciones demostraron que este dinero provenía de una partida de 500 kilos de hachís que esta pareja estuvo guardando en un domicilio de la localidad sevillana de Utrera y que pertenecía a un narcotraficante afincado en la Costa del Sol.
Según la policía, además de tener encomendada la custodia de la mercancía, tenían que efectuar su entrega a unos compradores ya concertados, algo que llevaron a cabo y decidieron fugarse con todo el dinero a Tailandia, aunque sus planes se torcieron puesto que M.I.G.E. carecía de pasaporte.
Al retrasarse sus planes de fuga, dejaron el domicilio utrerano para ocultarse en un hotel de la capital sevillana, donde J.V. obligó a su pareja a montar guardia en la habitación del hotel para custodiar el dinero, sin salir durante varios días, llegando a agredirla físicamente para ello.
J.V., que temió por su vida ante las amenazas de la organización de narcotráfico, pagó 2.500 euros en el mercado negro por un arma corta, una Walter P-88, pistola en perfecto funcionamiento que siempre llevaba con un cartucho en la recámara.
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