Kouchner y Miliband viajaron a Der es Salam desde Kigali, tras confirmar el compromiso del presidente de Ruanda, Paul Kagame, de acudir a la cumbre que tendrá lugar próximamente Nairobi, en la que también estará el jefe del Estado congolés, Joseph Kabila, para buscar una salida al permanente conflicto del este de la RDC.
La reunión, cuya fecha aún no se ha precisado, reunirá a Kabila con Kagame, al que el Gobierno de Kinshasa acusa de apoyar al líder tutsi del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), Laurent Nkunda, cuyos guerrilleros iniciaron la semana pasada una ofensiva en el este de la RDC, que frenaron el miércoles pasado.
Antes de reunirse con los dos ministros europeos, Kagame también había recibido la visita de la secretaria de Estado adjunta para África de EEUU, Jendayi Frazer, y del comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la UE, Louis Michel, a quienes garantizó el compromiso de Ruanda con la paz en la RDC.
Kagame se mostró partidario de reunir en Nairobi a todas las personas que están directa o indirectamente implicadas en la crisis de la RDC y a aquellas que pueden contribuir de forma positiva en la resolución del conflicto, y aseguró que su Gobierno no apoya a los rebeldes tutsis.
Tras la reunión con Kikwete en Dar es Salam, Kouchner y Miliband hicieron público un comunicado conjunto en el que solicitan ayuda humanitaria “urgente” para el este de la RDC, pero no reclaman una fuerza europea para colaborar con la Misión de la ONU en el Congo (MONUC).
“Las necesidades humanitarias inmediatas son evidentes (...) Las urgencias en alimentación, agua, vivienda y cuidados médicos deben ser cubiertas gracias a la movilización internacional”, señala el escrito de los dos ministros que representan a la UE.
Kouchner y Miliband señalaron que los acuerdos firmados en Nairobi en noviembre de 2007 y en Goma en enero pasado, que contemplaban el desarme y desmovilización de los guerrillas de la RDC, constituyen “una buena base para recuperar el camino de la paz”.
Pidieron al Gobierno congolés que “recupere el control de sus fuerzas armadas para poder cumplir sus compromisos” y establecer vías de comunicación con todas las comunidades del país y con sus vecinos.
También reclamaron a todos los estados de la zona, y en especial a Ruanda, “medidas efectivas” para cumplir los acuerdos, “promover la paz, desarrollar la ayuda humanitaria y facilitar el proceso político”.
Los ministros francés y británico respaldaron la decisión del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de nombrar un enviado especial a la región, al tiempo que pidieron reforzar la Monuc.
Reclamaron, asimismo, garantías de seguridad en las rutas para que la ayuda llegue a los campos de refugiados de Kivu Norte, la mayoría de difícil acceso y donde las organizaciones humanitarias tienen escasa movilidad tras los combates de días pasados.
Los rebeldes declararon un alto el fuego el pasado miércoles y detuvieron su avance a 7 kilómetros de Goma, la capital de Kivu Norte, ciudad de la que ha huido buena parte de la población y en la que el Gobernador, Julien Paluku, declaró ayer un toque de queda nocturno para reforzar la seguridad evitar actos de pillaje.
La ofensiva de los rebeldes tutsis provocó que más de 200.000 personas huyeran de sus casas en Kivu norte y se unieran al millón de desplazados que ya había en la provincia, donde las ayudas que reciben son escasas y las organizaciones temen que se produzca un desastre humanitario.
En la interminable lista de acciones violentas en la República Democrática de Congo (RDC), organizaciones internacionales calculan que desde 1998 han muerto casi cinco millones y medio de personas, lo que supone 45.000 muertos al mes.
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