El Blusens Monbus venció al Blancos de Rueda Valladolid por la mayor diferencia que la logrado en su historia (89-56) en un partido que le sirve para sumar su noveno triunfo y continuar en busca de la clasificación para la Copa del Rey.
Las dudas estuvieron en el Fontes do Sar durante el calentamiento. Los locales no sabían si podían contar con el base Rafa Freire, el ala-pívot Robbie Hummel y el alero Alberto Corbacho, pero solo el último se perdió la primera parte de la preparación.
Aunque hizo la segunda vestido aún con la chaqueta del chándal puesta, sorprendió su presencia en el quinteto titular, aunque pronto quedó claro que podía jugar, pues abrió el partido con un triple y anotó dos más en el primer periodo.
La igualdad inicial se deshizo rápidamente, pues el 5-7 que puso Nedzad Sinanovic fue la última ventaja que tuvo su equipo en el luminoso. La defensa local se combinó con un gran ataque que los visitantes no supieron parar ni en individual ni en la zona 2-3 que plantearon a partir del 8' y el cuarto terminó con los de casa arriba en el marcador (22-15).
Continuó la misma dinámica en el segundo periodo y la distancia aumentó todavía más a pesar de los esfuerzos de Jordi Grimau y Nacho Martín por impedirlo, con 12 de los 15 puntos de su equipo en esos 10 minutos.
Rafa Freire lideró al Blusens Monbus a gran nivel durante el descanso de Andrés Rodríguez, con un triple sobre la bocina de 24 segundos y una antideportiva que recibió, combinada con un triple de Ben Dewar en la posesión posterior, pusieron la máxima diferencia hasta el momento en 18 puntos (42-24, min. 18) antes del descanso (46-30).
Volvió la defensa del equipo que dirige Roberto González a individual y también mejoró mucho el ataque de los hombres de amarillo y púrpura, con un movimiento de balón exquisito que los llevó a soñar con la remontada durante algo más de cinco minutos.
Una vez más Martín y Grimau demostraron ser los más enchufados mientras que en el conjunto compostelano Levon Kendall y Salah Mejri eran los más acertados en ataque, pero la distancia disminuyó lo suficiente para helar al pabellón (52-45, min. 26).
Aumentó el nivel defensivo en el equipo de Moncho Fernández y varios buenos contraataques, unidos a un acierto inesperado en el tiro de exterior del pívot tunecino del Obradoiro, llevaron de nuevo al cuarto a donde había empezado, incluso algo más de cara para los locales, con 65-45.
El último acto fue una fiesta, los puntos del equipo de casa no paraban de llover y a Mejri le entraba todo lo que tiraba hasta el punto de que la ventaja llegó a ser de 36 (85-49, min. 37) una distancia nunca vista a favor del Obradoiro.
Hubo tiempo para todo, los menos habituales tuvieron la oportunidad de estar más de lo normal sobre la cancha e incluso se vio la ola en el Fontes do Sar que coreó el nombre de varios de sus ídolos justo antes de la abultada victoria (89-56).
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