El nuevo primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha tomado este miércoles posesión de su cargo ante la cámara baja del Parlamento nipón.
Abe formará su nuevo Ejecutivo, que tendrá como prioridad el desarrollo económico del país. El nuevo primer ministro regresa al poder tras su dimisión en 2007 y se convierte en el séptimo jefe de Gobierno del país en los últimos seis años.
"Hoy me he levantado fresco", declaró Abe antes de prestar juramento. "Quiero gobernar con estabilidad, aprovechando mi experiencia previa", según comentarios recogidos por la agencia oficial de noticias japonesa, Kyodo.
La Bolsa de Tokio, el Nikkei, ha recibido al alza el nombramiento de Abe. El mercado de valores ha ganado un 1,5 por ciento y se sitúa en los 10.230,36 puntos, el índice más alto desde el pasado 27 de marzo, según Reuters.
Abe, de 58 años, designará al ex primer ministro Taro Aso como ministro de Economía y al ex ministro de Industria Akira Amari como nuevo ministro de desarrollo económico, según los analistas.
También se prevé que el experto estratega político Toshimitsu Motegi será nombrado ministro de Comercio, una de las carteras más difíciles, responsable de lidiar con la política energética de un país que todavía experimenta las secuelas del desastre del año pasado en la central nuclear de Fukushima.
El secretario del Gabinete será el fiel aliado de Abe, Yoshihide Suga, que ejercerá el doble papel de portavoz del Ejecutivo y responsable de coordinación interministerial.
Ahora queda por ver si Abe cumple su agresivo programa de campaña, en el que prometió adoptar una postura más dura en las negociaciones territoriales con China y Corea del Sur sobre los territorios disputados por estos países, y su intención de fortalecer la alianza entre Estados Unidos y Japón tras las tensiones sobre la presencia de las bases estadounidenses en territorio japonés durante el mandato del predecesor de Abe, Yoshihiko Noda.
Su hombre de confianza será, según las quinielas, el futuro ministro de Exteriores: el diputado Fumio Kishida, antiguo ministro de Estado para Okinawa --localidad con importante presencia de soldados estadounidenses, ahora en proceso de traslado a Guam y Hawai-.
Abe cuenta con la ventaja de que la atronadora victoria de su partido en las pasadas legislativas, sumada al apoyo del partido Nuevo Komeito, le capacitan para ignorar cualquier veto legislativo que quisiera imponer la oposición, el Partido Democrático, pero los trámites burocráticos son, de por sí, muy complicados. El principal objetivo de Abe será, con toda seguridad, conseguir la victoria en las próximas elecciones a la Cámara Alta, en las que la oposición todavía tiene un peso importante.
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