En la fría Europa central se pueden visitar auténticas joyas de la humanidad en forma de mercado navideño. El de Budapest se celebra en las semanas previas a la navidad ocupando la plaza Vörösmarty Ter. Vörösmarty Ter es el centro de Budapest, y con ello, el mercado es un éxito asegurado de asistencia tanto de visitantes locales como de turistas. Hay paradas de venta de objetos de decoración, ropa, cerámica y sobre todo artículos típicos navideños. Pero lo que más me gusta, son los improvisados restaurantes que completan la feria. Abarrotados para cenar cada noche, ofrecen delicias típicas de la cocina húngara y todo tipo de salchichas. Le recomiendo el vino caliente (típico en cualquier mercado de navidad, es una mezcla hervida de vino, especias, naranja, limón, canela, clavo y algún que otro secreto nunca desvelado) y el kürtÅ‘skalács.
¿Qué es el kürtÅ‘skalács? Es un postre, un tentempie cilíndrico que sólo podrá comer en Hungría. Tomar uno es todo un ritual. Delante suyo le prepararán la masa, que es parecida a la de un croissant (aunque no tan pesada); una vez preparada, se le da la forma cilíndrica, hueca y definitiva con el rodillo en el que se pasará por las brasas, dándole vueltas continuamente. Una vez cocido, le darán el gusto que usted quiera (vainilla, azúcar, chocolate, nueces …) y se lo entregarán bien caliente envuelto en un plástico especial. El kürtÅ‘skalács se come recién hecho, no lo acepte si no sale directamente de la brasa.
Buda + Pest
Budapest=Buda+Pest. Esta simple fórmula nos lleva a algún momento en que Budapest, la perla del Danubio, era en su origen la ciudad de Buda a un lado del río, y Pest al otro. A día de hoy, en cierta manera, sigue siendo así. Visitar Budapest es en sí visitar todavía Buda por un lado, y Pest por el otro, sin olvidar la isla Margarita, en el Danubio, un espléndido parque de cien hectáreas.
Empezemos por Pest. Es la parte llana y oriental de Budapest. Vörösmarty Ter es el centro y un buen punto de referencia. Desde aquí le recomiendo recorrer la peatonal Vaci utca para tomarle el pulso a la ciudad. En la misma plaza puede tomar el metro hasta Hösok Ter, la plaza de los Héroes con el Monumento Milenario, el palacio de Bellas Artes y la Pinacoteca Nacional junto al Parque Municipal.
El tren que tomará es la línea férrea subterránea más antigua de Europa, sus estaciones le transportarán a finales del XIX. Es un tren pequeño y coqueto que discurrre por Andrassy utca, avenida por la que regresará caminando: es patrimonio mundial, algo así como los Campos Elíseos de Budapest donde están las tiendas más elitistas, la ópera y algunos de los impresionantes palacios de Budapest.
Llegará a los principales boulevares de la ciudad desde donde podrá visitar la sinagoga -la más grande de Europa, le impresionará el cementerio de mártires del holocausto que hay en el jardín, sobrecogedor, la sorprendente basílica de San Esteban y el Parlamento -edificio neogótico que podrá visitar con un guía, no se lo pierda-.
Antes de abandonar Pest, no se olvide de ir al Mercado Central, junto al río. La vida en el interior de este centenario edficio es fascinante, podrá comprar buen caviar, paprika y foie a buen precio. Verá que el ciudadano húngaro come poco pescado -una sección subterránea casi ridícula- y le gusta la casquería, se inmiscuirá en la vivacidad de Budapest, y un mercado, siempre es el mejor lugar para hacerlo.
Y acabemos en Buda. Es la montaña en la parte occidental de Budapest con un subsuelo rico en aguas termales que nutren los diferentes balnearios de la falda de la montaña: le recomiendo que vaya a Gellert. El bastión de los pescadores es un monumento que ofrece una vista espléndida del Parlamento en su orilla opuesta, mientras que el distrito del Castillo le cautivará: es lo más parecido a un pueblecito, cerrado con mucho acierto al tráfico podrá subir en funicular a todo un remanso de paz en la capital del país.
El restaurante Alabardos, de ambientación medieval, es una visita que no puede obviar: pídase goulash con paprika y siempre, en Hungría, excelente vino húngaro del Balaton o Tokaj, su paladar llevará una grata sorpresa.
Sugerencia
Visite y disfrute el restaurante Alabardos en Gellert
El restaurante Alabardos, de ambientación medieval, es una visita que no puede obviar: pídase goulash con paprika y siempre, en Hungría, excelente vino húngaro del Balaton o Tokaj, su paladar llevará una grata sorpresa.
Para no perderse
Los improvisados restaurantes que completan la feria
Improvisados restaurantes completan la feria de Vörösmarty Ter, abarrotados para cenar cada noche, con delicias típicas de la cocina húngara y todo tipo de salchichas. Le recomiendo el vino caliente y el kürtÅ‘skalács
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es