Andalucía

Gumersindo supera las coacciones en su día uno

Estará en las puertas del Ayuntamiento hasta que el Consistorio le pague los 5.208 euros que le debe desde hace 5 años

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  • reclamando lo suyo -

Le ha tocado en plena ola de frío, es consciente de que difícilmente le vayan a dar una solución concreta a su problema, está recibiendo coacciones para que abandone y causa sufrimiento a sus familiares y amigos. Pero Gumersindo Tebar se ha echado para adelante y, como relató este martes en Viva Huelva, ha iniciado una huelga de hambre indefinida a las puertas del Ayuntamiento.
   Como ya contara este periódico, a este ciudadano onubense le debe el Ayuntamiento desde hace cinco años 5.208 euros de su trabajo como operador de cámara en la extinta Teleonuba, ya que la Justicia ordenó al Consistorio a  que la deuda que mantenía con dicha televisión la cumpliera asumiendo el pago de Gumersindo y otros trabajadores.
   Al borde del embargo, Gumersindo ha iniciado la cuenta atrás con las vistas puestas en el próximo 4 de diciembre, fecha en la que el banco empezará a tomar acciones contra él por impago. “Necesito ese dinero para, al menos, sobrevivir unos meses”. Y cuando ya se ha visto con la soga al cuello ha decidido echar adelante esta medida, que inició la mañana de este miércoles coincidiendo con la celebración del pleno en el Ayuntamiento.
   A las puertas de la Casa Consistorial, acompañado por un amigo durante parte del día, Gumersindo se ha plantado con ropa de abrigo, agua y pancartas reivindicativas en las que se puede leer frases como: ‘Alcalde, no esperes al fin del mundo. Págame tu deuda para pagar yo las mías’. ‘Mi vivienda depende de lo que me debes’. O ‘¿Dónde está el dinero reservado que hace cino años me prometió pagar’.

Coacciones

Pero Gumersindo no lo va a tener fácil. Y lo sabe. Porque aunque está pidiendo de forma pacífica lo que es suyo, a los gobernantes no les sienta bien una protesta tan cerca de sus oficinas.
   Así, según relata el propio afectado, a la salida del pleno, varios concejales se acercaron a él. Uno de ellos me dijo que “para mi caso no hay por ahora solución”. Y otra, tras conversar con él unos minutos, acabó, según su versión, siendo más directa: “Tienes que quitar los carteles de aquí o llamaré a la Policía para que te echen”.
   Y efectivamente, la Policía Local acabó molestándolo. Pasadas las seis de la tarde, Gumersindo cuenta que “una pareja de municipales” se acercó a él para comunicarle  órdenes de sus superiores: “A mi jefe lo han llamado desde arriba, y nos ha dicho que usted tiene que quitar esto de aquí”, relata Gumersindo. A lo que él respondió: “Si ustedes me enseñan un papel que justifique por qué me tengo que ir de aquí, y me demuestran que estoy haciendo algo ilegal, me iré, pero si no de aquí no me muevo”.
   “No hay ningún papel”, le replicó uno de los agentes, que antes de irse y dejar tranquilo a Gumersindo con su desesperada protesta, le aconsejó que a partir de las diez de la noche trasladara su protesta al edificio de enfrente, “porque pueden venir otros compañeros que te lo pidan de otra manera”.
   Gumersindo no se arruga y lo tiene claro: “No me voy a mover de aquí hasta que haya una solución concreta y definitiva para mi situación”. Su pulso acaba de empezar.

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