El Puerto

Juego de tronos

Medradores de la mentira, manipuladores de la verdad e intereses varios, servirán de coartada perfecta para acercarse al control del club.

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Será la experiencia o el hastío que me produce la rumorología generalizada, me mantengo expectante y con una inusitada observación ante los movimientos, cuanto menos curiosos, que se están produciendo en el entorno racinguista. Sin urgencias deportivas, el debate se abre de par en par en pleno año electoral, y cuando aún quedan varios meses para conocer el nombre del nuevo/mismo presidente, las trincheras acomoda la tierra caída.

Entonando la opción de ser libre en pensamiento y obra, pero siempre esclavos de las palabras, la hemeroteca, siempre tan recurrida acerca el pasado y lo actualiza, retrata declaraciones y comentarios antiguos que algunos o parecen haber olvidado o mutado ante lo anteriormente expuesto.

Una posible vuelta de Manolo Lores, más encaminada en la búsqueda de contentar a masas hambrientas de pábulo deportivo que de posibles realidades, no deja de asombrarme ante comentarios velados. Me sonrojo y me extasío, con más vergüenza que tolerancia, ante la apuesta incondicional del otrora Mesías.

El que dicen salvará la afligida situación, el que dicen recogerá los pedazos y legajos que dejó a su paso en su huída. ¿Hablamos del mismo, no?. La memoria parece tener menos decencia que el que prefiere pensar en una segunda oportunidad, una segunda parte y un segundo intento.

Medradores de la mentira, manipuladores de la verdad e intereses varios, servirán de coartada perfecta para acercarse al control del club. Grupo (palabra recurrente para el imaginero popular para definir lo que nadie vio) que dicen estar detrás, no delante, para tomar el relevo. Ése que llama a gritos la savia nueva que tome el timón. Esos que con capucha ocultan su rostro; esos que pululan estando sin estar; esos que nombran sin decir; esos que están pero sin aparecer.

De esos, el Racing está empachado. Este club necesita ilusión, ganas, compromiso, trabajo, dedicación y lealtad. Copien de lo deportivo. Ése no entiende de duros a pesetas ni de amores condicionados.

La batalla por el trono ha comenzado, el juego no ha hecho más que comenzar en la lucha por hacerse con la poltrona. Caras nuevas, caras antiguas, caras y muchas/os caras. Nada nuevo. Lo dicho, sigo expectante y confiado en divertirme a la espera de acontecimientos. La ocasión lo merece. A veces, la realidad supera a la ficción y el rubor a la cordura.

 

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