El grupo de funcionarios dedicado explícitamente a la detección de narcóticos en el centro penitenciario de Botafuegos ha logrado en lo que va de año 143 intervenciones en el interior del penal.
Según datos a los que tuvo acceso VIVA CAMPO DE GIBRALTAR, esta brigada especial, activa en la prisión desde 2009, se incautó de 1,2 kilogramos de hachís hasta mediados de este mes, una cifra que en el exterior podría resultar poco llamativa, pero que en un entorno donde funciona el tráfico de menudeo se convierte en una cantidad considerable.
Además, esta unidad intervino cunco papelinas de cocaína y 11 gramos de heroína en este mismo periodo, lo mismo que 6,5 gramos de marihuana, 81 pastillas e incluso una botella de alcohol que un marido le pasó a una interna tras un vis a vis.
Es en estos encuentros, precisamente, en los que se suelen activar los protocolos de seguridad para la detección de droga en la cárcel.
Según explicaron fuentes penitenciarias, los presos son cacheados después de estos encuentros con familiares, y, en casos determinados y con la debida autorización del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, se le puede someter a un cacheo aún más exhaustivo.
Para los casos en los que la droga se esconde en el interior del cuerpo de los internos, la prisión cuenta con un sistema de bajantes en los inodoros que permite la recuperación de las sutancias estupefacientes incluso en los casos en que los presos quieren deshacerse de ellas.
Cuando un interno es sorprendido intentando meter droga en la cárcel, se le impone una falta grave y se da parte al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, que comienza con las correspondientes diligencias.
Sentencias
Desde la puesta en marcha de esta unidad, se han iniciado de este modo gran cantidad de procesos, que en algunos casos han llegado a la celebración de un juicio.
En fechas recientes se han conocido las primeras sentencias en relación con casos de incautación de droga en la cárcel algecireña.
En este diario hemos tenido conocimiento de dos de ellos, en los que la resolución judicial ha sido absolutamente dispar.
Uno de los supuestos, resuelto por el Juzgado de lo Penal número 4, acabó con la condena a tres años y un día para un preso por entregar a escondidas a otro interno 0,36 gramos de hachís con una pureza del 5%, con un valor en el mercado de 1,8 euros.
Llama la atención esta condena si la comparamos con otra resolución judicial reciente por la que se absuelve a otro preso que supuestamente introdujo en su organismo 90 bellotas de hachís porque no se concretó la pureza de la droga.
Efectos intervenidos
Además, las fuentes reseñaron que en el año en curso se han intervenido 40 euros, un pincho y 42 cajetillas de tabaco introducido de manera ilegal en el recinto.
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