“Es un catálogo de maestros españoles del siglo XV al XX. Hablamos de Velázquez, Murillo, El Greco, Ribera, Zurbarán y Goya, entre otros”, dijo Mijaíl Piotrovsky, director desde 1992 del museo de la antigua capital imperial rusa.
Piotrovsky recuerda con orgullo que “el Hermitage fue el primer museo del mundo que habilitó una sala especial para pintores españoles”.
La estrella del catálogo es Francisco de Goya, no en vano, es el pintor español con más lienzos en el Hermitage, en su mayoría pintados en el período 1824-28.
La gran mayoría de pinturas son, de hecho, grabados, muy del gusto de los rusos, en los que el artista aragonés expone las miserias de la sociedad española de principios de siglo XIX.
La sempiterna violencia goyesca está presente en ¿Quién ganará?, en la que aparecen dos hombres forcejeando; mientras Hombre de Rodillas y Oración son fiel reflejo de la desesperación del pueblo llano español y su ciega fe religiosa.
También se incluyen varios grabados sobre ejecuciones sumarias e individuos marginados, como Idiota y varias versiones, cada cual más terrible, de Loco. La excepción a la norma es el clásico Retrato de Antonia Sarate (1810-11).
Murillo también está profusamente representado con una veintena de cuadros, entre las que se cuentan dos Inmaculada Concepción, una pintada al principio de su carrera y otra al final de sus días. Además, está El Arrepentimiento de San Pedro, El Sueño de Jacob, Niño Jesús y San Juan o La Sagrada Familia.
El Greco está presente con el ascetismo religioso de San Pedro y San Pablo y el más clásico Retrato del Poeta Alonso de Ercilla y Zúñiga.
El Hermitage únicamente cuenta con tres cuadros del sevillano Velázquez: el famoso Retrato del Duque de Olivares y los más desconocidos Desayuno, y Cabeza de un hombre de perfil.
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