Al menos ocho personas han perdido la vida y más de un centenar han resultado heridas por la explosión de un coche bomba en una iglesia del norte de Nigeria y otras dos personas más han fallecido en un acto de represalia iniciado por jóvenes cristianos contra el atentado, atribuido a la secta islamista Boko Haram, según informan testigos, así como fuentes médicas y policiales.
El terrorista estampó su vehículo contra la iglesia de Santa Rita en la ciudad de Kaduna antes de detonar la carga. "La explosión ha dañado mucho edificios alrededor de la zona", declaró Linus Lighthouse, uno de los supervivientes. La cifra de víctimas fue confirmada por el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Emergencia (NEMA), Yushua Shuaib.
Ningún grupo ha reivindicado el ataque pero, como suele ser habitual, la Policía sospecha de la secta islamista Boko Haram, responsable de atentados similares en su iniciativa para imponer la ley islámica o Sharia en todo el país.
Poco después de la explosión, grupos de jóvenes cristianos tomaron las calles de la ciudad, en la que más de la mitad de la población es musulmana, con cuchillos y palos. Testigos de Reuters han confirmado la muerte de dos personas en los enfrentamientos desencadenados por estos grupos.
"Les hemos matado y mataremos a más", gritó uno de los jóvenes, con sangre en su camisa, antes de escapar de la Policía, que ya ha colocado bloqueos y desplegado patrullas en la ciudad para impedir que se extiendan los enfrentamientos.
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