La última reforma financiera del Gobierno central de agosto obliga a las entidades en proceso de fusión a materializarla en sus juntas de accionistas antes del 31 de octubre, pero no será hasta el 14 de noviembre cuando se regule el llamado ‘banco malo’ que gestione los activos tóxicos de las entidades.
Las fechas apremian y el presidente de Unicaja, Braulio Medel, estudia con lupa cómo romper la fusión con Caja España-Duero (Ceiss), que le obliga a gestionar 1.269 millones en pérdidas. Y la escusa perfecta está en las nuevas exigencias del Banco de España a Ceiss: un plan de recapitalización propio que le vendría de perlas a Medel para romper la fusión, lo que dejaría tirado al Estado con una nueva entidad para recapitalizar.
Las juntas de accionistas de Unicaja y Ceiss deberían ratificar antes del 31 de octubre el proceso de fusión si quieren beneficiarse de la reforma financiera que les permitirá distribuir en dos balances anuales las provisiones con las que se deben dotar por su riesgo inmobiliario, uno de los elementos que más preocupan a Unicaja y que han pesado incluso en la última calificación de Fitch.
La “redefinición” del proyecto de fusión de la que hablaba Braulio Medel hace dos semanas tiene mucho que ver con estas provisiones y con las nuevas exigencias de las autoridades económicas, aunque el respaldo de los test de estrés de Oliver Wyman no permiten romper el protocolo de unión tan fácilmente a pesar de que reconozcan que la entidad castellana tiene unas pérdidas en solitaria de 1.269 millones de euros.
Unicaja ha presionado en innumerables ocasiones al Banco de España para no verse perjudicada en estas operaciones y ha conseguido una línea de crédito de hasta 1.025 millones de euros -a través de bonos convertibles- para hacerse con Ceiss. Pero las previsiones siguen empeorando y el Banco de España ha comenzado también a exigir a Caja Duero-España nuevas medidas para recapitalizarse, similares a las exigidas a las entidades nacionalizadas.
Este plan de recapitalización incluye venta de participadas y negocios, recorte de oficinas y plantillas, y el traspaso de los activos tóxicos al ‘banco malo’ que aún debe definir su regulación. Según fuentes financieras, el 2 de octubre se le exigió por carta al Ceiss dos planes, uno en solitario y otro si prospera la fusión con Unicaja, lo que ha provocado varias reuniones entre la dirección de la entidad y la del FROB.
Las nuevas exigencias del Banco de España pueden proporcionar a Braulio Medel la excusa perfecta para abandonar el proceso de fusión, su enésimo no cerrado (caja única, Cajasur, Cajasol, Castilla La Mancha...), provocando que el Estado tuviera, de nuevo, que rescatar a otra entidad en apuros, como es Caja Duero-España.
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