La Serranía no deja de indagar en su necesario futuro turístico, a base de un cambiante presente que deja abiertas muchas puertas e incógnitas. Pero frente a la dificultad del día a día en muchas de esas casas o pequeños alojamientos rurales que no terminan de ocuparse; frente a un mal verano, que ha dejado unas muy malas sensaciones; frente al cierre de algunos alojamientos, al ser imposible bajar precios si es que los propietarios no desean acabar perdiendo dinero... Frente a todo ello, se atiende a determinadas posibilidades que vienen a ser como uno de esos rayos de luz en mitad de la tormenta que hacen presagiar que, antes o después, las nubes acabarán marchándose. Y ese puede ser el caso del turismo ornitológico, el que oferta a la Serranía como un entorno privilegiado para aquellos turistas que deseen contemplar por aquí el paso de las aves.
Este podría ser un turismo de los considerados estacionales, puesto que sólo ocurre dos veces al año que las migraciones de aves atraviesan, entre otros entornos, esta zona tan cercana al Estrecho de Gibraltar, zona que eligen numerosas especies para dar su salto entre continentes entre las estaciones de frío y calor, huyendo de los extremos. Sin embargo, no deja de ser atractivo para uno de los potenciales turistas disfrutar con algunas de esas aves autóctonas que conviven entre nosotros durante todo el año y forman parte de nuestro habitual paisaje. Y es que, entre unas y otras, en la Serranía pueden observarse unas 250 especies distintas; si se tiene en cuenta que es el turista de origen británico el principal observador de aves, se puede afirmar que en la Serranía uno de estos potenciales visitantes podría conocer entre 60 y 70 especies distintas a las que pueden verse en su país.
UN TURISMO MINORITARIO PERO INTERESANTE
El turismo ornitológico no deja de ser minoritario, sin embargo, en una comarca que vive de otros sectores mucho más consolidados. Así, en una oferta global que aglutina anualmente unas 500.000 pernoctaciones, generando unos ingresos anuales de 17,5 millones en los 21 municipios de la zona y unos 1.500 empleos directos entre una población de 55.000 personas, que vengan unos pocos turistas a dormir a Ronda o algún pueblo para disfrutar viendo aves, no deja de ser anecdótico: “Sólo tenemos que poner sobre la mesa, para entendernos, las cientos de personas que pasan cada día por la Plaza de Toros. Si comparamos con eso, el turismo ornitológico es muy minoritario”, explica Alfredo Carrasco, el presidente del CIT.
Pero, curiosamente, hay quien destina todos sus esfuerzos “a un turista cuyo perfil es muy interesante, porque viene a pasar algunos días, y viene con dinero, al ser de clase media o alta”, añade Carrasco. Y esos turistas encuentran ya en la comarca al menos media decena de guías especializados en ese ámbito, así como otros tantos alojamientos que también se ofertan como idóneos para disfrutar con la observación de las aves, ofreciendo las atenciones que este tipo de clientes necesita: “Como dar desayunos a primerísima hora de la mañana, un detalle imprescindible”, relata Carrasco.
El CIT seguirá explorando esta vía, y es por ello que desde 2005 cada año acuden a la principal feria de turismo ornitológico del mundo, que se celebra en Reino Unido. Y ya se han conseguido algunos logros, puesto que la Serranía ya forma parte de algunos de esos paquetes que se ofertan a turistas de medio mundo, codeándose con destinos tan consolidados en este sector como el propio Estrecho o Doñana.
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