‘Bigotes’ tiene cuatro años, es lo que vulgarmente se llama un chucho, un perro sin pedigrí, sin raza conocida pero muy querido por sus dueños y con una historia detrás digna de contar.
Fue recogido por sus dueños, Elena y Francisco, de la perrera municipal hace poco más de tres meses, y a pesar de la dicha, su final feliz se vio truncado por un golpe de mala suerte y una ineficaz gestión policial.
Así, estuvo dos días deambulando por la calle, dejado a su suerte, a la espera de un hada madrina que lo cambiara todo, y ese hada apareció.
‘Bigotes’ se perdió el pasado martes, 4 de septiembre, cuando se le escapó a su dueña en el portal de su casa, antes de que le pusiera la correa, para perseguir a una perrita en celo. Sin rumbo fijo, recaló en el Cabezo de la Joya, donde permaneció durante dos días a la espera de ser encontrado y sin más alimento que el aire.
Su hada madrina, Marisol, llevaba observándolo desde hace días, y finalmente lo recogió y lo llevó a la Policía Local, ya que ‘Bigotes’ tenía collar, aspecto de bien cuidado, y por la debilidad que registraba, al no haber buscado comida en la calle, distaba mucho de un perro callejero.
En la noche del jueves 6 se personó con ‘Bigotes’ en la comisaría, con la esperanza de que constara alguna denuncia de desaparición. No hubo suerte. Tampoco cuando, tras la insistencia del hada madrina, los agentes le pasaron el detector de microchip. Y tampoco cuando demandó la asistencia de la empresa contratada por el Ayuntamiento para la recogida de animales abandonados.
A la calle
Esa noche, ‘Bigotes’ debía dormir de nuevo en la calle o en casa de su hada, porque la empresa no pasaría por él hasta el día siguiente. Lo malo es que Marisol todavía está a la espera de que la empresa se ponga en contacto con ella para hacerse cargo de ‘Bigotes’.
Como su hada madrina no se resignaba a abandonar de nuevo a ‘Bigotes’, pidió a la Policía Local dejarle una foto del animal y sus datos por si aparecía alguien denunciando su desaparición. Le dijeron que no hacía falta, que ya tenían la información suficiente.
‘Bigotes’ se fue a casa de su hada madrina, que no cesó en el empeño de dar con sus dueños. Publicó su foto en el perfil de Facebook, imprimió 300 carteles que colgó por toda la ciudad, y también se anunció en el portal web milanuncios.com. Y ahí fue donde sus dueños, Elena y Francisco, dieron con ‘Bigotes’.
Lo que no sabía Marisol, era que los dueños de ‘Bigotes’ habían denunciado su desaparición en la Policía Local el mismo día en que le perdieron el rastro, es decir, el 4 de septiembre.
‘Bigotes’ tenía muchas personas que velaban por su seguridad, menos la Policía.A pesar de su ineficacia, pudo disfrutar de un final feliz.
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