Arcos es una ciudad que merece la pena visitar despacio, descubrir sin prisas, penetrando en sus laberínticas callejuelas, en sus empinadas cuestas, para recibir el regalo de un atardecer desde algún mirador, o escuchar el armonioso sonido de sus campanas, curiosear sus patios y sus edificios tan representativos de la arquitectura vernácula en la Baja Andalucía, asistir a alguna de sus fiestas típicas y, sobre todo, deleitarse con la plenitud de la primavera en su Semana Santa.
Prototipo de ciudades en altura, Arcos de la Frontera está elevada sobre una serie de peñas situadas en la margen derecha del río Guadalete y en el interior de un amplio meandro que este río realiza en su curso medio. Sus más de tres mil horas de sol al año, unido a su singular belleza, hacen de esta ciudad el lugar idóneo para un merecido descanso. De hecho, han sido numerosas las civilizaciones a las que ha dado cobijo: a su fundación romana le siguió la invasión musulmana, que dejó impresa para siempre sus señas de identidad.
En la actualidad, el tramado de calles, rincones, cuestas y monumentos de Arcos suponen un “muestrario antológico de toda Andalucía” –como expresó González Ruano–. En ella conviven pasado y presente, barrios de siglos y épocas distintas, que se mezclan en perfecta armonía: árabes, judíos, renacentistas, románticos... Atractivos a los que se suman muchos otros, desde los edificios históricos y artísticos, hasta el Lago de Arcos y el sendero transitable junto al río, pasando por el Jardín Botánico, las fiestas populares, sus citas gastronómicas o los grandes eventos detallados en la programación anual.
Arcos posee una estampa inigualable que emerge en el horizonte elevada sobre su Peña. Su mera silueta, que tantas metáforas y símiles haya inspirado, es una seña de identidad perceptible desde varios kilómetros de distancia que se hace indescriptible a medida que nos acercamos a ella. El paisaje resulta impresionante desde el propio curso del río, a los pies de la Peña, como desde lo más alto del tajo, sobre el que se asienta un mirador al que se accede desde la Plaza del Cabildo: cien metros de altura desde los que divisar la campiña y apreciar el vuelo de las aves. Es la silueta emblemática, mas no la única; al otro lado del pueblo se encuentra la Peña Vieja, menos escarpada y caliza, pero igual de espectacular –ambos escenarios naturales cuentan con un sistema de iluminación artística durante las primeras horas de la noche que resaltan toda su grandeza paisajística–. Ya dentro del pueblo, en el casco urbano, las calles constituyen un catálogo de detalles imprescindibles a tono con el entorno en que fueron abriéndose paso. La Corredera, por ejemplo, es la calle principal del pueblo y acceso natural al casco antiguo en su prolongación con la Cuesta de Belén. Sus rampas nos llevan directamente hasta Santa María y la Plaza del Cabildo. Desde esta plaza, a través de la calle Escribanos, se llega a la Plaza de Boticas y de allí a la pintoresca calle Maldonado, con sus casas señoriales, sus patios o el jardín andalusí del Mayorazgo, a medida que nos acercamos a San Pedro. En este barrio encontramos otros rincones imprescindibles, como la calle Cuna, la Cuesta del Socorro, la Plaza del Cananeo y la calle Cadenas. Un paseo que es un descubrimiento continuo y en el que encontramos dos paradas obligadas, en la Basílica Menor de Santa María y en la Iglesia de San Pedro.
Dentro del ámbito monumental, la ciudad también destaca por su conjunto de casas palacio, como la del Conde del Aguila o la del Mayorazgo, sin olvidar dos de los símbolos más importantes del casco histórico, la Puerta de Matrera y el Castillo. Para conocer con más detalles el conjunto monumental de Arcos la Oficina Municipal de Turismo ha establecido una serie de rutas guiadas, como la Monumental o la de los Patios, en las que se puede participar solicitando información en la citada Oficina. Paralelamente, el Ayuntamiento también organiza a lo largo del año otra serie de actividades destinadas al turista, como la ruta de la Tapa, que se celebra este mes de febrero.
Reconocido en multitud de ocasiones como “uno de los pueblos más bonitos de España”, se convirtió en fuente de inspiración para los primeros escritores y artistas extranjeros que viajaban por España durante el siglo XIX retratando a los pueblos y sus gentes. A partir de esas primeras referencias, que cruzaron fronteras y llegaron hasta otros continentes, comenzó a labrarse cierta dimensión épica y legendaria de la estampa de la ciudad que, mediado el siglo XX, fue adquiriendo rango de notoriedad hasta convertirse en auténtico referente turístico. Durante los últimos cincuenta años las cosas han cambiado mucho y el turismo se ha convertido en una de las principales fuentes de ingreso de Arcos gracias al empeño de la iniciativa privada y a las iniciativas institucionales destinadas a mejorar los servicios, la infraestructura y la oferta que se puede dispensar a cuantos visitan la ciudad a lo largo de todo el año.
La diversificación de la oferta turística ha jugado un papel muy importante en este aspecto, junto con la especialización de las iniciativas privadas, que han contribuido a incrementar el número de habitaciones disponibles en este momento y a desarrollar una red de establecimientos hosteleros y del sector servicios que han abierto un nuevo abanico de posibilidades de cara a las personas que llegan hasta Arcos.
Desde el plano institucional, la política turística se ha encaminado a potenciar el turismo cultural –centrado en el casco antiguo–, el turismo de ocio –con el campo de golf de Faín y el Lago como principales referentes– y el turismo de naturaleza –centrado en el paraje natural del Lago, en la recuperación de senderos y en la integración del río Guadalete a su paso por las zonas más próximas al casco urbano–.
En Arcos de la Frontera hay una predilección, una afinidad, una sensibilidad especial hacia la Cultura. Los vestigios del pasado, la huella registrada por su paisaje en el alma de tantos creadores y artistas y la esencia del talento andaluz, han fijado su curso vital en esa dirección. No es de extrañar, pues, que, en la actualidad, una de las mayores apuestas de la promoción turística de Arcos esté vinculada a la difusión de su oferta cultural, no sólo desde el punto de vista monumental e histórico, sino a través de novedosos y atractivos incentivos en favor de su legado y de un aspirado renombre como punto de encuentro y referencia para la Cultura.
Entre esas recientes iniciativas se encuentra el Centro de Interpretación de La Molinera y el Corregidor, ubicado en Piedra del Molino, en pleno corazón del casco antiguo, en una antigua casa de vecinos restaurada para albergar un peculiar recorrido artístico en torno a los populares personajes del ancestral romance, a través de sus representaciones por medio de la literatura, la danza, la música, la pintura y el cine, entre otros. A este punto de encuentro cultural -sede a su vez de conferencias y presentaciones-, se sumará próximamente el Museo Histórico de la Ciudad, ubicado en la calle Cuesta de Belén.
Otra de las grandes apuestas turísticas y culturales pasan por convertir a la ciudad en punto de encuentro internacional gracias al festival Flamenco en escena, un encuentro que se desarrolla en el mes de junio en el casco antiguo como trampolín de promoción para grupos y compañías de flamenco contemporáneo.
El mundo del ocio, ligado al desarrollo de actividades deportivas y de evasión, también cuenta en Arcos de la Frontera con otros atractivos sumarísimos. El primero de ellos está representado por el Lago de Arcos, que cuenta con un Centro Municipal de Deportes Náuticos, desde el que se puede practicar la vela, el piragüismo, el esquí, el kayak polo..., incluso acudir a su gimnasio; y un pesquero deportivo. El segundo, por el complejo de golf Arcos Gardens, en Faín; y el tercero por el mundo del caballo, de larga y prestigiosa tradición en Arcos de la mano de las dos sagas familiares de mayor raigambre en el mundo de la doma arcense: la familia Calderón y la familia Rodríguez, que cuentan con sendos centros de equitación que dispensan clases y paseos a caballo. Una afición por el caballo que llevó a la ciudad a organizar el I Concurso Morfológico de Pura Raza Español el pasado año con excelentes expectativas de crecimiento de cara al futuro.
Por último, no hay que olvidar que Arcos de la Frontera forma parte de la Ruta de los Pueblos Blancos y que ejerce las funciones de puerta de la Sierra de Cádiz, lo que complementa y certifica la excelencia de su estratégica posición de cara al visitante.
—puntos de encuentro—
Semana Santa
Declarada de Interés Turístico Nacional, la Semana Santa de Arcos es todo un espectáculo para los sentidos, tanto emocional como estético, sobre todo por el tránsito de sus hermandades por las calles del casco antiguo y la singular belleza de sus valiosísimas tallas artísticas.
Ruta de la Tapa
En el mes de febrero, los establecimientos hosteleros de la ciudad se suman a esta iniciativa desde la que se promociona la gastronomía y los caldos de la tierra a precios especiales.
Velá de las Nieves
El 5 de agosto se conmemora la festividad de la Patrona. Junto a la celebración religiosa, la Plaza del Cabildo se convierte en escenario de la Velá Flamenca, la segunda más antigua de Andalucía.
Feria de San Miguel
Las fiestas mayores de la ciudad se celebran a finales del mes de septiembre en honor a su Patrón. Es la última feria del año de la provincia y una de las más visitadas.
Belén Viviente
El casco antiguo se transforma cada Navidad, desde 1979, en el Belén de Judea para rememorar la noche del Nacimiento de Jesús. Arcos fue pionera en este tipo de eventos y hoy día es un referente para otros muchos pueblos andaluces. Se celebra el sábado previo a Nochebuena.
Flamenco en Escena
En el mes de junio, el conjunto monumental alberga en escenarios naturales el desarrollo de este festival, único en Andalucía, dedicado a los nuevos valores del mundo del flamenco.
La ciudad se acerca a su río
El Ayuntamiento de Arcos y la Consejería de Medio Ambiente están desarrollando en la actualidad un proyecto de adecuación e integración ambiental del río Guadalete a su paso por Arcos, que dotará a los vecinos y visitantes un nuevo espacio público de alto valor ecológico. El proyecto contempla la recuperación de los azudes y de un viejo molino, la creación de un centro de interpretación y la rehabilitación de más de seis kilómetros de senderos históricos que siguen el cauce del río a su paso por la ciudad y que ya, hoy día, pueden ser transitados por cualquier persona, a pie o en bicicleta.
Paseos por el Lago
El Lago de Arcos cuenta con un Centro de Deportes Náuticos para la práctica de diferentes actividades (remo, vela, piragüismo, kayak polo...) y, como escenario, turístico va a reforzar sus atractivos de cara a los visitantes con la presencia de un barco solar, que permitirá realizar paseos guiados por sus aguas. Se trata de una experiencia no sólo turística, sino educativa, ya que va unido a un aula medioambiental para conocer la avifauna del paraje.
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