La operación contra el tráfico de drogas ordenada en 2010 por el juez Velasco de la Audiencia Nacional ha quedado en penas mínimas para los doce acusados de formar parte de una organización dedicada a la introducción de grandes cantidades de hachís desde Marruecos hasta las costas españolas. La red que lideraba Carmelo Hermosilla estaba asentada en Sanlúcar, si bien, tal y como se señala en la sentencia de conformidad dictada por la Audiencia Nacional el pasado once de julio, la organización extendía su radio de acción a toda la provincia de Cádiz así como a las provincias de Sevilla, Málaga y Ceuta.
El Ministerio Fiscal, que en principio solicitaba penas de hasta seis años de cárcel para los acusados, negoció con sus defensas al declararse estos responsables los detenidos de los delitos que se le imputaban, varios de tráfico de drogas y uno de blanqueo de capitales. En las condenas se han aplicado atenuantes por la confesión tardía y por la dilación que ha sufrido el procedimiento.
DEL JEFE AL VIGILANTE
De esta forma, Carmelo Hermosilla ha aceptado una condena de dos años y tres meses de prisión al ser considerado el jefe de la organización, que realizaba los contactos más importantes y que tomaba las decisiones, dirigiendo la introducción y alijamiento de la sustancia estupefaciente. Además, deberá pagar el importe en el que estaba valorada la mercancía incautada, 3,3 millones de euros.
Su socio, Carlos M. P., responsable de todo lo relacionado con las lanchas semirrígidas, acompañaba a Carmelo en sus citas y le ayudaba en la coordinación de las operaciones . Con antecedentes por tráfico de drogas, condenado en 2002 y 2003 a varios años de cárcel, ahora, se le imputaban delitos de tráfico de drogas y blanqueo de capitales, por lo que ha sido condenado a dos años y tres meses de prisión y el pago de 3,3 millones de euros por el tráfico de hachís y un año y nueve meses con multa de 82.600 euros por el de blanqueo de capitales, motivo por el que también ha sido condenada una mujer.
El hermano de Carmelo era otro pilar importante de la organización que ha conseguido pactar penas mínimas. Se encargaba de las vigilancias y del apoyo logístico de la organización, de vigilar y controlar la mercancía una vez llegaba a las costas españolas. Para J.M. H. S. la defensa ha conseguido penas de dos años de prisión, al igual que para los tres marroquíes con los que Carmelo negociaba los envíos y para su sobrino, D.V.H. , encargado de vigilar las embarcaciones de la Guardia Civil y Aduanas para que sus operaciones no fueran al traste.
Sólo uno de los detenidos en aquella operación no acudió al juicio, si bien en la sentencia se hace referencia a que E.J.A.V. realizaba las labores de vigilancia en tierra y se negó, tras recibir órdenes de Carmelo, a quedarse vigilando la embarcación con la droga durante la noche.
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