Aunque todo apunta a que Miguel Ángel, también conocido como el “violador de la furgoneta blanca”, pudo haberse suicidado, la Policía investiga si en su muerte pudieron haber participado otros presos de la prisión, informaron a Efe fuentes policiales.
Miguel Ángel M.R. estaba ingresado en la prisión grancanaria desde su detención el pasado mes de septiembre acusado de cometer numerosas violaciones, y otros delitos graves como un intento de homicidio, en Gran Canaria y en otras islas del archipiélago.
Debido al rechazo que suscitan en la cárcel los delincuentes sexuales, y sobre todo por el gran número de delitos cometidos en la misma isla, el interno se encontraba “incomunicado” del resto de los presos, si bien compartía el patio con otros tres internos.
Miguel Ángel M.R. salió ayer al patio a las dos y una hora más tarde fue encontrado por uno de estos presos “colgado” en el interior del baño de la zona. Avisado el médico de la cárcel, éste sólo pudo certificar su defunción.
Tras confirmar el ahorcamiento del preso, fuentes de Instituciones Penitenciarias no se pronunciaron sobre si la muerte del preso fue un homicidio o un suicidio.
Fuentes de la prisión sostuvieron a Efe que, debido a la fuerte complexión física del muerto, para que hubiera sido ahorcado por otros internos se habría necesitado la intervención “de un buen número de personas”.
Un trabajador de la prisión no se sorprendió al conocer la noticia de que el cuerpo de Miguel Ángel fuera hallado en los baños en sus horas de patio, ya que siempre las pasaba allí, pues su presencia en el exterior provocaba muestras de repulsa e insultos desde las ventanas por parte de los demás presos.
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