Sí, hombre, vamos a destruir el sistema financiero”, respondía un destacado miembro del partido gobernante a una de tantas propuestas “disparatadas” -dicen- como han surgido con la idea de revertir este cambio de ciclo económico recubierto con piel de crisis. Así que se pueden destruir la estructura industrial, la cultural, la educativa, la sanitaria; se puede disminuir el poder adquisitivo de las familias para eternizar la crisis, o sea, el cambio forzado por las grandes corporaciones. Pero el dinero de nuestros impuestos de aquí a muchos años, debe ir, tiene que ir a engrosar las cuentas de unos bancos, principales responsables de la situación económica. De algunos, que aquí, como de costumbre, hay clases. El gobierno de Rajoy, en apretado mimetismo continuista, ha dispuesto mantener una caja fuerte con sede en Madrid,aunque cueste más de 30.000 millones -más de la mitad del total del “rescate”-, mientras las andaluzas son repartidas para engrosar los saldos de otras comunidades, que invertirán en ellas nuestros ahorros y reclamarán “sus” impuestos, es decir, los que ingresan, previamente cobrados a los andaluces. No ha pasado el tiempo. En 1974, la revista del Ministerio de Comercio, con menos dureza de epidermis, reconocía: “Andalucía ha venido siendo algo así como una colonia situada al sur”. Sólo falla la inexactitud del pretérito, porque no “ha venido siendo”: se actualiza constantemente.
En estas condiciones ¿qué mejor que “pan y circo” para liberar manos mediante el cegado de mentes? Incluso circo sólo, que el vacío estomacal dificulta el intelecto casi tanto como el fútbol. Ni la música, sensiblemente más alta que de costumbre, pudo imponerse sobre la voz de los narradores del partido; menos aún sobre las de unos vecinos enfebrecidos de un rojo color, muy lejano al de la vergüenza.
El derecho a la diversión, al entretenimiento, podría ser un pretexto forzadamente razonable. Podría ser. Pero -¿casualmente?- sólo se fomenta el entretenimiento futbolero. Sí, deporte de masas mayoritariamente aceptado; por lo tanto, más susceptible de utilización que cualquier otra manifestación cultural o festiva. Si no ¿cómo explicar las coincidencias? ¿O la materialización del rescate durante el mundial, ha sido pura y exclusiva casualidad? Cuando menos una “casualidad” especialmente oportuna. Lo que nos faltaba, que los bancos y el Gobierno tengan -también- a los hados de su parte.
Ganas dan de reír, pero de esa risa convulsiva-nerviosa que precede al llanto. Apoya la risa nerviosa, la sonrojante interpretación de cierto periódico alfabético. Así que “menos mal”, el sistema bancario español -es decir, Madrid, Valencia, Galicia, Castilla y Cataluña, una vez eliminada la pequeña parte que pudiera corresponder a Andalucía- “sólo” va a necesitar el 60% del montante del rescate. Menudo alivio. “Solamente” sesenta y un mil millones de euros para media docena de bancos a cuyos gestores no se les ha pedido, ni se les piensa pedir, responsabilidad por una gestión que les lleva a necesitar, nada más y nada menos que sesenta y un mil millones de euros. Para “salvar” el sistema financiero. Dicen. Así que salvar al acumulador de dinero, después de hundir la industria, creadora de riqueza.
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